Por Yasel Porto
Para una madre o un padre la pérdida de un hijo es casi seguro que sea el dolor más fuerte que se puede sentir emocionalmente hablando. Sobre todo cuando el vínculo es estrecho en lo personal y también desde el punto de vista profesional.
Este domingo «Día de los Padres» volvió a ser un día muy duro para muchos que no tuvieron a su lado a sus progenitores o su descendiente por diversos motivos, con la muerte como el de que siente con mayor incidencia sin lugar a dudas.
Está claro que son muchas las figuras del béisbol cubano que este domingo sintieron la ausencia de su progenitor, pero los casos del exlanzador holguinero Oscar Gil y el exreceptor espirituano José Raúl Delgado son especiales. Porque con ellos se da el fenómeno comentado en el inicio del artículo.
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Aunque hay puntos en común entre ambos, el fallecimiento de sus descendientes se dieron en circunstancias totalmente distintas. Y también en momentos diferentes.
El mayor triunfador en la historia del béisbol en Holguín estaba fuera de su tierra en medio de la Serie Nacional cuando se enteró que su niño Oscarito había sido fulminado por una descarga eléctrica. La muerte le sorprendió el sábado 18 de octubre de 2014 en medio de un juego de pelota de la categoría infantil en Cacocum.
El talentoso muchacho tenía solo 13 añitos cuando su vida se apagó definitivamente. Hasta hoy la familia todavía no se ha recuperado del golpe, sobre todo sus padres. Fue muy emotivo el momento en el Gil padre contó por primera vez esta historia tan desgarradora a través de la televisión.
Esta tragedia hizo recordar a muchos holguineros lo acontecido décadas atrás con Ricardo Bent Williams, quien vio trunca su ascendente carrera como pelotero al ser abatido por un rayo en la ciudad de Báguanos.
«Algo muy duro para mí. Llegué al extremo de que no quería saber más nada del béisbol. Aunque luego reflexioné y me dije que los compañeros de mi niño necesitaban que los siguiera apoyando. Me motivaba mucho que hiciera equipo conmigo en Series Nacionales», dijo el hombre que cerró aquel memorable juego hace veinte años que permitió a Holguín alzar su primera y única corona en los clásicos cubanos.
Con respecto a José Raúl, héroe en el título intercontinental de 1991 y campeón olímpico en Barcelona 92, fue éste el primer Día de los Padres sin Yoany a su lado.
El también receptor de equipos de Sancti Spíritus fue una de las víctimas por COVID-19 el pasado año. El mundialista juvenil del año 2000 y participante como Gil de aquella inédita final dos años después, no pude ganarle la batalla a este virus pese a su gran constitución física y a que no rebasaba los 39 años de edad.
Su fallecimiento el 30 de septiembre de 2021 causó impacto profundo en Yaguajay, pues además de familiares y amigos también hay que contar los niños que entrenó por mucho tiempo con grandes resultados durante y después de su presencia como profesor.
Tan importante fue el papel del primo de los hermanos Gurriel, que el estadio infantil del municipio espirituano fue rebautizado con su nombre.