Por Juan Páez
Durante las Series de Campeonato de las Grandes Ligas, tanto el cubano Yordan Álvarez como el boricua Eddie Rosario tuvieron un accionar impresionante con el bate. Fue tal su arrebato ofensivo que ambos impulsaron a sus respectivos clubes hacia la Serie Mundial y se llevaron los títulos de Jugador Más Valioso de la mencionada instancia. Sin embargo, al llegar el Clásico de Otoño, el bateo de los dos entró en un letargo gélido que distó en demasía de lo que hicieron en las etapas previas de la postemporada.
El caso más extremo fue el de Álvarez, quien fue silenciado completamente. Luego de atormentar al pitcheo de los Medias Rojas de Boston, no fue el mismo toletero frente a los pitchers de los Bravos de Atlanta, que se coronaron campeones de la Serie Mundial este martes.
Ante los patirrojos, Yordan disparó 12 hits en 23 turnos legales, con cinco extrabases, seis remolques y una soberbia línea de .522/.538/.870. Pero todo cambió contra el equipo del Tomahawk. Frente al eventual campeón del béisbol, Álvarez fue una pieza más del frío lineup de unos Astros que no pudieron sacar a relucir su condición de alineación demoledora. El isleño terminó la serie con apenas dos hits (un triple) en 20 chances válidos, sin empujadas y con unas frecuencias de .100/.308/.200.
Tras ligar de 3-1 en el Juego 1, Álvarez se apagó completamente entre los encuentros dos y cinco, lapso en el que Houston ganó dos y perdió otro par. En ese periodo, el gigantón antillano se fue en blanco en 13 oportunidades oficiales, incluyendo cinco ponches. No fue sino hasta su tercer turno en el compromiso del martes, en el séptimo inning, que vio caer un sencillo. Pero con un score 7×0 y con los Bravos a nueve outs de tocar el Trofeo del Comisionado, ya era demasiado tarde para los Astros.
DISTINTA SUERTE
Con respecto a Rosario, el jardinero izquierdo falló en repetir su actuación de ronda regular frente a Houston. En tres juegos contra los siderales en la etapa eliminatoria, dio cuatro hits en nueve chances válidos, con dos dobles, un cuadrangular y promedios de .444/.444/1.000. Pero su desempeño en la Serie Mundial no estuvo siquiera cerca.
Rosario, adquirido en cambio desde los Indios de Cleveland por Pablo Sandoval, dejó frecuencias de .227/.346/.318 en el Clásico de Otoño. Lo peor es que después de impulsar nueve carreras contra los Dodgers de Los Ángeles en la Serie de Campeonato, no produjo siquiera una rayita ante los siderales. Lo mejor de él fueron sus cinco anotadas y sus cuatro bases por bolas.
Para que usted tenga una idea, Rosario tenía hit en todos sus juegos de la postemporada 2021 antes de iniciar la Serie Mundial. Nunca se había ido en blanco, pero en la máxima instancia se fue en cero en su casilla de hits en tres de los seis desafíos. Sin embargo, al final fue quien sonrió de último y quien levantó el ansiado trofeo de campeón.