Por Franco Miguel Alvariño
Más triste que no ver la Serie Mundial, ni ningún otro juego de las Grandes Ligas de Estados Unidos, constituye el hecho de que los medios cubanos, sobre todo la televisión, obviaran totalmente la labor de los 29 criollos que vieron acción en el Big Show este 2020. Salvo raras excepciones, la magnífica campaña de José “Pito” Abreu o las hazañas de Arozarena pasaron por alto en el universo mediático dentro de Cuba.
Debemos partir del hecho que, al menos para Cuba, no existe la posibilidad de transmisiones debido a los derechos de autor de las mismas, en manos de la Oficina del Comisionado de la MLB. Sin ese permiso, quienes viven de este lado del estrecho de la Florida no pueden disfrutar ningún partido de las Mayores.
Eso es cierto, pero real es también el silencio existente en cuanto a la faena de los antillanos que brillan en el mejor béisbol del mundo. Hace solo unos días atrás, a la misma hora que Randy Arozarena implantaba un récord de jonrones para novatos en una postemporada, el segmento deportivo del Noticiero Estelar de Televisión hablaba del par de ponches propinados por Liván Moinelo la noche anterior en Japón.
Ante un panorama tan adverso, lo lógico resultaría brindar a la afición un compendio informativo, al igual que el realizado diariamente para destacar el trabajo de nuestros peloteros en la tierra del sol naciente. Sin embargo ¿Para estos últimos sí, pero para los otros no? Maldades que nadie entiende y que, en definitiva, laceran el amor por un deporte tan hermoso como el béisbol.
No se trata de potenciar a uno más que al otro, pero por qué no dedicarle par de minutos y referirse al muchacho oriundo de Mantua, Pinar del Río y celebrar, junto a los miles de cubanos que seguían el Clásico de Otoño, una hazaña de tal magnitud y que llena de orgullo a una bandera.
La verdad son preguntas que no encuentran una explicación lógica. En un momento donde la conexión a internet ocupa mayor terreno dentro de la población cubana, esconder información y resultados resulta totalmente contraproducente, las personas de una forma u otra se van a enterar y seguirán cuestionándose ese divorcio entre los medios cubanos y las Grandes Ligas.