Por Marcos Conde
El pasado sábado 16 de julio se dio uno de los momentos más curiosos y divertidos de la temporada en el juego que enfrentó a los Atlanta Braves y los Washington Nationals en el Nationals Park y tuvo como protagonista a un pelotero cubano.
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Se trata de Guillermo Heredia, el jardinero perteneciente a los últimos campeones de la Serie Mundial. El suceso aconteció cuando en la parte alta de la tercera entrada su compañero de equipo Austin Riley conectó su jonrón número 27 de la temporada y al doblar por tercera celebró el batazo con un «espadazo», celebración que ha popularizado el beisbolista matancero y es reconocido por ella en toda la liga.
Pero lo que no esperaba Riley era que al llegar al banco ahí lo estaría esperando Heredia para felicitarlo por el cuadrangular, pero también para, con su carácter jocoso, corregir la manera en que había celebrado el norteamericano, haciendo alusión a que debía hacerlo con mayor fuerza y energía. Esto suscitó las risas dentro del clubhouse de los Braves y sacó a relucir las buenas vibras que existen entre los peloteros de la franquicia de Atlanta.
Las celebraciones de Guillermo Heredia ya le han dado la vuelta al mundo y tanto sus espadas de juguete, como sus gestos imitando un corte de espada con sus brazos se han transformado en un símbolo con el que muchos fans y compañeros de equipo se identifican.
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Sin dudas el Conde se ha convertido en una figura trascendental para los Braves, estando dispuesto siempre a asumir el rol que se necesite de él, pero sobre todo por su papel en el vestuario y todo lo que aporta con su experiencia y forma de ser. La mayor muestra de que realmente es valorado en el equipo fue cuando lo renovaron por un año más antes de empezar la temporada cuando muchos daban por hecho que terminaría saliendo y debería buscarse un nuevo destino.
En la actual campaña el matancero ha visto acción en 43 encuentros, acumulando pobre línea ofensiva de .121.203.345, siete hits, cinco extrabases, tres jonrones, nueve anotadas, seis empujadas, seis boletos recibidos y .548 de OPS.
Por su parte Austin Riley se encuentra inmerso en una gran temporada ofensiva y de seguir con el paso arrollador que ha mostrado hasta el momento ya tendrá oportunidades de sobra para poner en práctica las enseñanzas del cubano en cuanto a las celebraciones y convertirse en un experto en «espadazos».
