Por Alexander García
Hay una mezcla de tragedia griega con teatro isabelino en esta historia y el tema trasciende en toda la dimensión la sabiduría de Sófocles y Esquilo, hasta del mismo William Shakespeare; un hombre que en su momento fue detestado, odiado diría incluso, ahora, como de la noche a la mañana es encumbrado con un halo de bondad que causa perplejidad.
Hay una cuestión moral que no puedo soslayar pues aquí en estas páginas, varias veces critique y hasta pedí la renuncia de Higinio Vélez, como tantos otros que hoy andan cambiando su perspectiva tras el fallecimiento del Presidente de la Federación Cubana de Béisbol.
En su momento fue así y no cambio la manera de pensar al respecto, pues en verdad sigo creyendo con más fuerzas que el gran atraso que ha vivido la pelota en Cuba llegó con la entrada de Higinio al frente de la Federación.
Ahora, la muerte no se le desea a nadie y un final así mueve la sensibilidad de cualquiera, pues hay una familia detrás y el lado humano siempre reclama protagonismo ante una situación como esta.
No es menos cierto que Higinio Vélez marcó una época en la pelota cubana; desde 1999 hasta nuestros días, primero como manager de la primera Aplanadora de Santiago de Cuba, luego como director del equipo Cuba, en las Olimpiadas de Atenas y los dos primeros Clásicos Mundiales; fue un referente pero igual no podemos pecar respecto al simbolismo de que fue imprescindible para la pelota cubana, no, imprescindible no hay nadie; incluso en su legado quedan los estigmas de varios estrategas, contemporáneos con él, que fueron desechados como papel mojado; solo mencionare el caso de Alfonso Urquiola.
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Como director de equipos, logro brillar y a comienzos de los 2000 todos endiosaban la sabia de Higinio, pero desde 2008, momento en que entra a la presidencia de la Federación Cubana de Béisbol, las cosas comenzaron a cambiar y eso hay que decirlo con todas las letras, pues los acontecimientos hablan por sí solos.
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La cuestión es de memoria, o bueno desmemoria, pues hay un antes y un después con Higinio, como también está el Presidente de la Federación y la persona; eso es real, todo no se puede mezclar, cada cosa puesta en su lugar alcanza mayor notoriedad por si sola.
La pérdida humana es lamentable desde todos los puntos de vista pero no se puede tapar el sol con un dedo, tratando de sobredimensionar un legado como federativo, que hasta este minuto sigue dejando mucho que desear.
De hecho al día de hoy, en lo personal la tendencia de personas en contra de la labor de Higinio al frente de la Federación supera ampliamente a los que les apoyaron; solo bastaría con salir a la calle y preguntarle a la gente, a los de a pie, a los de las peñas deportivas y ahí se zanjará todo.
Nos vemos a la vuelta.