IMPRESIONANTE y desconocida historia: Sanguillén y el accidente de Roberto Clemente

Juan Paez

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Por Juan Páez Este 31 de diciembre, se cumplieron 49 años del fatal accidente en el que falleció Roberto Clemente, en 1972. El Cometa de Carolina fue una de las víctimas del avión que se estrelló poco después de despegar desde Puerto Rico con rumbo a Nicaragua, a donde se dirigía para prestar ayuda a…

Por Juan Páez

Este 31 de diciembre, se cumplieron 49 años del fatal accidente en el que falleció Roberto Clemente, en 1972. El Cometa de Carolina fue una de las víctimas del avión que se estrelló poco después de despegar desde Puerto Rico con rumbo a Nicaragua, a donde se dirigía para prestar ayuda a los damnificados de un terremoto en ese país. Pero una de las aristas que muy poca gente conoce tiene que ver con Manny Sanguillén, entonces receptor de los Piratas de Pittsburgh, compañero y mejor amigo de Clemente.

Para ir al territorio nicaragüense, Clemente invitó a Sanguillén. A fin de cuentas, era la temporada muerta y acababan de jugar pelota invernal con los Senadores de San Juan, en Puerto Rico. Pero para que usted disfrute del relato textual extraído del libro Trading Bases, de Joe Peta, no le contamos más. El asombro viene incluido…

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Fragmento del libro Trading Bases, de Joe Peta, traducido al español:

Siempre que escucho el nombre Roberto Clemente, la primera cosa en la que pienso es “Manny Sanguillén no pudo encontrar las llaves de su carro”. El 31 de diciembre de 1972, Roberto Clemente, de los Piratas de Pittsburgh y uno de los más grandes jardineros derechos de todos los tiempos y el primer pelotero latinoamericano en llegar al Salón de la Fama, abordó un avión en su natal Puerto Rico para llevar insumos y ayuda a las víctimas de un devastador terremoto en Nicaragua. Él invitó a su mejor amigo, Manny Sanguillén, el receptor de los Piratas, para que se le uniera en el viaje. Según los reportes, Manny aceptó inmediatamente. El avión, que luego se descubrió que era de riesgo total debido a un pobre mantenimiento y a sobrecarga, se estrelló poco después de despegar. Todos murieron, pero Manny Sanguillén no iba en el avión. Él no pudo encontrar las llaves de su carro y perdió el vuelo.

Cuarenta años después, esa es la parte que recuerdo más de la historia. Yo apenas tenía siete años cuando Roberto Clemente murió, pero la historia de Manny Sanguillén se quedó conmigo para siempre.

Manny Sanguillén ha pasado todos estos años sabiendo que un incidente aleatorio le salvó la vida. Pero ¿qué hay de las veces en las que tu vida habría podido cambiar de manera drástica y tú no lo sabes? ¿Cuántas veces te has quitado a ti mismo del peligro sin nunca sentir el alivio de evadir un desastre?

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¿Qué le pareció la historia? Eso que lleva por nombre efecto mariposa es tan palpable en este caso, más que ningún otro. ¿Qué habría pasado con Sanguillén si hubiese encontrado las llaves de su carro y hubiera llegado a tiempo para abordar el avión?

Otro hecho impresionante que no está en el fragmento citado es que originalmente el viaje a Managua era el 30 de diciembre. Esa tarde, Sanguillén acababa de jugar un encuentro de liga invernal y debía irse rápidamente al aeropuerto. En el camino, y como si de una intervención divina se tratara, su carro se averió. Sin embargo, el vuelo se pospuso para el día siguiente.

Un relato encontrado en el portal The Hardball Times, de Fangraphs, asegura que tanto Sanguillén como su esposa buscaron en todo el departamento, incluso en la bolsa de pañales de su hijo menor, pero no encontraron las llaves del automóvil. Finalmente, a las 7 de la noche hallaron las llaves en lo más alto de una repisa en el departamento. Lo más extraño es que Manny no recordó dejarlas allí.

Para ese momento, era muy tarde para ir al aeropuerto y tomar el vuelo con Clemente, por lo que Sanguillén permaneció en su hogar. Casi cinco décadas después, Sanguillén no sabe cómo las llaves terminaron en ese sitio, tampoco su esposa. Como hombre religioso, el panameño se preguntó si una fuerza divina le dificultó encontrar las llaves para evitar que tomara el avión que se estrellaría minutos después.

Lo que vino después fue los masivos actos velatorios para Clemente en la isla de Puerto Rico, a los que asistieron varios directivos y compañeros de los Piratas desde Estados Unidos. Sin embargo, Sanguillén no estuvo allí. El panameño formó parte del equipo de búsqueda y, valiéndose de sus habilidades de nadador, partió con un grupo voluntario de buzos en un bote de rescate. Allí, el hecho de encontrar el cuerpo del piloto Jerry Hall hizo convencer a Sanguillén de que no encontraría vivo a Clemente.

A 49 años del accidente, la historia de Sanguillén con el Cometa de Carolina sigue erizando la piel.

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