Por Boris Luis Cabrera
Después que un aguacero azul cayera con saña sobre el estadio 26 de Julio de Artemisa cuando apenas faltaba un out para que los Cazadores les arrebataran el partido a los Leones capitalinos en la jornada anterior, este domingo las huestes de Rey Vicente Anglada, sacaron su estirpe y se reviraron ante sus victimarios en una remontada histórica que prácticamente les concede el ansiado boleto para entrar a la dura porfía de los comodines.
Siete carreras por una era el marcador en la pizarra a favor de los anfitriones cuando la naturaleza enfurecida detuvo las acciones del choque. Minutos antes, el timonel Manuel Vigoa había perdido un tiempo que valía oro al sustituir a su lanzador abridor Geonel Gutiérrez cuando apenas le habían conectado un trio de imparables y las nubes negras se levantaban imponentes sobre el firmamento anunciando tormentas, estrategia que no olvidará jamás mientras se mantenga en este mundo.
En un saco vació quedaron el cuadrangular de Romny Proenza con dos a bordo y el tubey remolcador de dos carreras de Dayán Garcia con los ángulos congestionados, la euforía de los aficionados que rebosaron el estadio y las malas actuaciones de Pavel Hernández, Yandy Molina y Elder Nodal.
Este domingo, la historia que se iba a escribir sobre el terreno de juego era otra y el destino tenía guardada una sorpresa para beneplácito de toda la fanaticada industrialista.
La artillería azul, en apenas unos minutos, cuando ya el marcador reflejaba un 8-3 y los Cazadores suspiraban después de tres barridas consecutivas; la emprendió contra sus contrarios disparando cinco cañonazos en una entrada donde ni el mismo Misael Villa-por primera vez en la temporada convertido en apagafuegos-pudo sofocar el incendio incontrolable que desataron los visitantes.
Doblete del capitán Jorge Enrique Alomá que trajo a casa la cuarta carrera capitalina, cohetes remolcadores de Andrés Hernández y Wilfredo Aroche, una base gratis a Oscar Valdés, hit del emergente Osmel Cordero, elevado de sacrificio de Dayron Blanco, latigazo de Yhosvani Peñalver y un pass ball del receptor Abdy Cosme; fueron las acciones que provocaron un vuelco violento en el marcador para que los Leones rugieran con categoría al pisar la goma del plato seis veces dejando un 9-8 reluciente en la pizarra.
Del resto se ocupó el matador Andy Rodriguez, arrebatándoles las flechas calientes a sus adversarios, para anotarse su salvamento número nueve de la campaña y poner a sus guerreros azules a las puertas de la lucha por uno de los comodines que les dará el pase a la siguiente fase del campeonato.