Industriales no creen en Carlos Juan Viera y escapan de la escoba

Daniel De Malas Andreu

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Por Boris Luis Cabrera En esta tarde dominical, la leña tunera ardía más que nunca sobre el campo de juego. Una espada de Damocles se movía sobre las cabezas de los capitalinos con dos duelos perdidos al hilo y un racimo de tres crueles carreras en la misma primera entrada. El mejor lanzador del país…

Por Boris Luis Cabrera

En esta tarde dominical, la leña tunera ardía más que nunca sobre el campo de juego. Una espada de Damocles se movía sobre las cabezas de los capitalinos con dos duelos perdidos al hilo y un racimo de tres crueles carreras en la misma primera entrada. El mejor lanzador del país lanzaba piedras en la trinchera opuesta y para colmo de males azules un ilustre veterano ponía a viajar la pelota por encima de los límites del terreno en el tercer episodio para poner con letras rojas y verdes un 4-0 en la pizarra del Latinoamericano.

Pero una vez más la personalidad de esta versión 59 del equipo Industriales se hizo sentir dentro de un estadio de béisbol. Un equipo que hoy puede caer rendido en el césped ante débiles adversarios y mañana puede triturar de repente al más temido de los rivales que entren a la arena de cualquier coloso.

Así de súbito, como si un espíritu que vino en el viento que soplaba desde los jardines les entrara por los poros de la piel, la tropa de Rey Vicente Anglada no dejó bajo ninguna circunstancia que los Leñadores los barrieran en su propia casa por primera vez en la historia y salieron una vez más de sus ataúdes como caminantes muertos, para destruir en solo unas horas a sus oponentes con marcador final de nueve anotaciones por cuatro y de paso, abandonar el sucio sótano de la tabla de posiciones.

Un doblete impulsador de Yosvani Alarcón y un cohete de Carlos Benítez que remolcó a dos compañeros en el mismo primer capítulo sacaron del montículo al abridor Yandi Molina y silenciaron las tribunas del cuartel general de los Leones capitalinos, pero la entrada a tiempo del relevista Jonathan Carbó cambiaría el destino del partido.

El joven refuerzo de los Piratas isleños que hace menos de un mes cumplió 22 años amarró la fuerte toletería oriental durante 5.2 entradas permitiendo apenas tres imparables, entre ellos un bambinazo en solitario del Danel Castro que en su momento parecía una estocada mortal para los felinos.

Mientras tanto, sumido en su vergüenza y ante un Carlos Juan Viera imponente, Yhosvani Peñalver se tiró el equipo arriba, le arrebató el hacha de las manos y se convirtió en un verdugo insoportable durante todo el desafío al conectar un inatrapable para remolcar las dos primeras carreras azules cerrando el primer tercio de juego, otro más para empatar las acciones en el quinto (antes Frederich Cepeda había desaparecido la esférica) y su tercero de la jornada en el inning de la suerte para darle ventaja a sus huestes, convirtiéndose así en un héroe para la multitud reunida en los graderíos.

A la salida de Viera y con la leña mojada por un aguacero de pasiones adversas en el terreno de juego, los dueños de casa aprovecharon y cayeron sobre los envíos de los sustitutos Yacel Labrada y Yosbel Alarcón, fabricándoles un ramillete de cuatro anotaciones, donde destacó un jonronazo de Jorge Enrique Alomá con uno a bordo que acabó por destruir los sueños de los visitantes.

Del resto se ocuparon los apagafuegos Ernesto Herrera con una entrada lanzada sin permitir libertades y el “tren” Andy Rodriguez-en tarde de cumpleaños-quien sacó los últimos cinco outs del encuentro sin permitir que nadie le llegara a la primera base para anotarse su salvamento número 15 de la campaña.

Después de los partidos de la jornada, Camagüey se alejó a dos juegos completos de su perseguidor Matanzas, Santiago recuperó el tercer puesto a 2.5 de diferencia y Las Tunas cierra la zona de clasificación a tres rayitas del líder.

Los Industriales recuperaron el quinto puesto de la tabla y ahora están a seis partidos del primer lugar a medio juego por delante de Cienfuegos

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