Muchos elevados de sacrificios han ocurrido en el béisbol desde que fue instaurada definitivamente esa estadística en 1954 después de ser discontinuada en varias ocasiones desde su aparición en 1908.
Son célebres los que conectaron Larry Gardner en 1912 para que los Medias Rojas de Boston ganaran la Serie Mundial (única vez que esto ha sucedido en esas instancias); el sacrificio que produjo Matt Carpenter dentro del cuadro para que anotara el cubanoamericano Jon Jay desde la tercera base por un descuido del torpedero dominicano Starlin Castro; o la tremenda corrida del también quisqueyano Fernando Tatis Jr. desde tercera para anotar con un noble elevado a la intermedia en la pasada campaña de las Ligas Mayores.
Como algo increíble pueden catalogarse los elevados de sacrificio que han ocurrido con corredor en la segunda almohadilla. Acción que aunque muchos no lo sepan, ha ocurrido en múltiples ocasiones en la Gran Carpa y en nuestros campeonatos de casa, donde uno de los más conocidos fue el que protagonizó hace algunos años el carismático Víctor Mesa en un partido transmitido por la televisión nacional.
También llaman la atención los dos sacrificios que dio José “Chivo” García en una misma entrada en la XII Serie Nacional de Cuba vistiendo el traje de Mineros, en un juego contra Henequeneros, hecho difícil y extraño para cualquier béisbol del mundo.
Por otra parte, un total de 10 peloteros en Grandes Ligas han conectado tres elevados de sacrificio en un desafío, mientras que en Cuba ese récord lo tiene el espirituano Lourdes Gurriel, producido en choque en la Serie Nacional de 1988.
Más curioso aun es conectar tres de estos flys en una misma entrada por un equipo, algo que no tengo referencias haya ocurrido en la isla, pero que en el circuito ligamayorista en solo cinco ocasiones se ha logrado desde 1954: Medias Blancas en 1962, Yankees en 2000 (dos veces), Mets y Astros en 2005.
Pero lo más extraño, atípico o extraordinario que ha sucedido jamás relacionado con esta acción de juego, ocurrió en Cuba a mediados de la década del 80, cuando un corredor anotó desde la primera base con un fly atrapado en zona foul, cerca del banco de los visitadores, que terminó siendo sacrificio de tres bases.
Se jugaba la Selectiva del año 1985, un domingo de doble desafío entre los equipos de La Habana y Matanzas en el estadio Latinoamericano.
Swingcompleto ha estado indagando durante varios días con algunos amigos estadísticos de gran prestigio en nuestro país y ninguno recuerda este acontecimiento, como tampoco aparecen referencias en varios sitios consultados.
Pero al contactar a Fernando Sánchez, protagonista principal de la historia, el destacado pelotero confirmó aquel suceso, que increíblemente no se encuentra reflejado en los libros de béisbol.
Los detalles…
El partido estaba ya en las postrimerías. Los de casa dominaban con facilidad a los visitantes matanceros con pizarra de 8-0, cuando Fernando disparó un sencillo y se ancló en la primera almohada.
El bateador en turno (Julio Germán Fernández) conectó un elevado de foul entre primera y home, muy cerca de la banca yumurina. Pedro Medina-quien se encontraba defendiendo la inicial-y el máscara Pedro Luis Rodriguez, salieron de su posición habitual en busca de la esférica y colisionaron con fuerza después que el inicialista atrapó la bola.
Algunos de los presentes no pudieron ver la atrapada ni el violento choque (entre ellos este reportero que se encontraba en el estadio), pero una exclamación en las gradas y el árbitro de primera levantando su mano derecha, corroboraron el out con inmediatez.
Fernando Sánchez salió a trote lento hacia la segunda base mientras todos los jugadores al campo miraban de lejos lo que ocurría en un punto ciego para mí debajo de la barda de primera. Nadie pidió tiempo, los defensores capitalinos al parecer continuaban adoloridos en el suelo, mientras el escaso público en las tribunas se paraba de sus asientos para ver lo que allí sucedía.
Fernando pisó la intermedia, volteó la mirada y corrió duro hasta tercera en medio del desconcierto. En el plato no había nadie, Pedro Luis se percató y corrió hacia allí con la pelota en la mano cuando vio al corredor impulsarse y continuar su carrera a ras de la línea de cal hacia la goma, pero llegó tarde. El pisa y corre más largo de la historia del béisbol estaba consumado.
“Nadie se acordó que yo estaba en base. Ellos quedaron allí tumbados en el suelo y aproveché para hacer pisa y corre. Al ver que nadie se dio cuenta seguí corriendo hasta que anoté”, confiesa Fernando Sánchez, catalogado por muchos entre los tres mejores jardineros izquierdos que han pasado por Series Nacionales.