Por SwingCompleto/ contacto@swincompleto.com
El próximo 8 de septiembre va a ser un mes del fallecimiento de una figura del béisbol cubano que sin la trascendencia de muchos de su generación fue capaz de sobrepasar las 100 victorias en Series Nacionales y convertirse en un momento determinado en el líder de pitcheo de su provincia.
Lo increíble es que con estas dos características o méritos prácticamente ningún medio de prensa informó de su muerte el pasado 8 de agosto por el mismo virus que hoy tiene en jaque a muchísimas personas en Cuba y el mundo.
Por supuesto que no se trata de Reinaldo Costa, primero porque lo del pinareño fue este 31 de agosto de agosto y en segundo lugar por el hecho de haberse difundido bastante por las redes sociales y todo tipo de prensa relacionada con Cuba.
Se trata del avileño Julio Mantilla Marcelino, quien lanzó nada menos que 19 Series Nacionales desde finales de la década del setenta hasta los primeros años de los noventa, convirtiéndose en un buen monticulista que se codeó en varias temporadas con los mejores de Cuba.
Llegó a ser el principal pitcher de los Tigres durante algunos años, especialmente tras el retiro de leyendas de la talla de Omar Carrero, Manuel Álvarez y Lázaro Santana, en una segunda parte de los ochenta donde la escuadra del territorio contaba con otros talentosos sobre el box como Tomás Creo y Regino Robaina.
Fue un hombre que se identificó por su valentía para momentos importantes, que sin tener esa recta poderosa se las agenció para dominar a sus rivales en tiempo de bate de aluminio con su inteligencia para variar sus lanzamientos de rompimiento y un sistema de pitcheo lateral y a tres cuartos. Se destacó por su buen carácter que lo llevó a ser de los atletas de su generación que más se identificaba con la fanaticada de los equipos a los que representó, pues además de Ciego en la Nacional, fue uno de los cinchetes en las Selectivas con el combinado de Camagüeyanos.
Precisamente su momento colectivo más importante fue la coronación con este último plantel en la lid de 1977 bajo la dirección de Carlos Gómez.
El 7 de noviembre de 1992 Mantilla se convirtió en el tercer lanzador avileño que llegó a 100 victorias en los clásicos cubanos, y en total se agenció 103 éxitos con 792 ponches, 28 salvados, 13 lechadas y un average de los rivales de 278. En tres ocasiones integró la preselección nacional y terminó integrando el Cuba B esas veces.
El deceso de Mantilla solo fue dado a conocer públicamente por la emisora provincial de Ciego de Ávila, “Radio Surco”. Lamentablemente por partida doble, primero por sumarse a la lista de figuras del béisbol cubano, y uno de los millones de seres humanos que no han podido vencer este enfermedad, y en segundo lugar por haber pasado casi anónimo su fallecimiento.
Tal vez el momento conclusivo de los Juegos Olímpicos combinado con el cúmulo de noticias sobre el tema del COVID en Cuba y todo el mundo, y lógicamente muchos se olvidan de la historia y cierran demasiado la trascendencia deportiva de las personas. No solo las leyendas tienen derecho, hay otros como Julio Mantilla con una carrera lo suficientemente buena como para merecer mucho más que morir con el conocimiento de unos pocos.