Tabla de contenidos
El Inter de Milán se coló en la final de la Champions 2024/25 a costa del Barcelona tras un choque de trenes que no se dieron tregua y concluyeron los 120 minutos de acción con pizarra de 4×3 favorable a los anfitriones italianos.
Eran dos grandes equipos por una sola plaza finalista. Ante su público, el Inter de Milán salió a buscar el comeback a una instancia donde estuvo por última vez en 2023, cuando cayó 1×0 frente al Manchester City. Por su parte, un Barcelona vestido de verde entró al partido con la pretensión de revivir la gloria esquiva desde el año 2015.
Ambos cuadros llegaban con alguna duda en sus alineaciones titulares. La del Barcelona estribaba en el lateral derecho, vacante por la lesión de Alejandro Balde, y Hansi Flick la disipó insistiendo con Gerard Martín, quien ya había sufrido de lo lindo en el sensacional choque de ida (3×3) con las arremetidas de Denzel Dumfries.
Mientras, en el caso del Inter de Milán quedó claro que la directiva rossonera había jugado a las escondidas con los problemas físicos de Lautaro Martínez, el cual una semana atrás parecía inhabilitado para jugar y resultó que ahora regresó fresco como lechuga a formar dupla con Marcus Thuram.
El Inter de Milán, contra los pronósticos
Previo al choque, la encuesta realizada en la página oficial de la UEFA dio favorito para triunfar al Barcelona por un margen abismal (70-30), e incluso el conocido periodista Julio Maldonado, “Maldini”, inclinó su vaticinio para el bando catalán, aunque con estrecha ventaja porcentual de 55-45.
Pero los juegos se deciden sobre el pasto (en este caso el del Giuseppe Meazza) y allí el Inter de Milán derribó esos pronósticos en un encuentro que se recordará durante mucho tiempo.
Una verdad enorme saltó a la luz en los primeros diez minutos: Lamine es un fenómeno como había adelantado Capello, que aseguró que “el niño no es propenso a tener miedo” y que encerrarse contra él “es un suicidi*”.
A los 20’, como en la ida, el Inter de Milán salió delante. El equipo había intensificado la presión, y en una de esas Dani Olmo cometió un error en la salida que terminó dejando cómodo a Lautaro para mandar el balón al fondo de las redes.
Una vez más, los muchachos de Flick debían remar contracorriente, y eso hicieron. De manera que tal como ya han acostumbrado a sus parciales, en lugar de arrugarse se lanzaron a por todo y las ocasiones se sucedieron frente al arco de Yann Sommer.
Pero ninguna fructificó, y a punto de cumplirse el tramo inicial Lautaro enfiló rumbo al mano a mano contra Szczesny, Cubarsí se barrió para sacarle la pelota, llegó ligeramente tarde, hubo VAR, hubo penal, y Calhanoglu (que poco antes se había comido un gol cantado) no falló. 2×0 y al descanso.
Ninguno de los técnicos hizo cambios para el complementario. No bien pitó la reapertura el polaco Marciniak, la locura se apoderó del césped y empezó un sube y baja constante que hizo las delicias de todos los que aman el buen fútbol.
Luego de intentarlo con la vida, el Barcelona halló petróleo a la altura del 54’ tras un centro bombeado de Martín que Eric García remató con artes de delantero.
El campo se inclinó en ese momento. En una contra de vértigo, Sommer frustró el empate visitante con unos reflejos inhumanos al detener el remate a placer de (otra vez) Eric García. Pero a la hora exacta de partido ya no pudo con el cabezazo de Olmo para coronar la soberbia rosca de un crecidísimo Martín. Al igual que ocurrió el miércoles pasado, el Barcelona le había remontado par de goles al Inter de Milán.
Los nervios se apoderaron del dueño de casa, que empezó a meter refuerzos para oxigenar. Del otro lado, Araújo sustituyó al amonestado Íñigo Martínez, un paradón de Sommer evitó la diana de Lamine, el oleaje culé siguió amenazando la costa italiana, y el tanto de Raphinha al 87′ puso delante por vez primera al Barcelona en toda la eliminatoria.
Inter de Milán y Barcelona, una semifinal para la historia
No obstante, las emociones no se habían terminado. Lamine envió un balón al poste que podía haber dictado sentencia, y Acerbi (incorporado al ataque en pleno tiempo añadido) puso una nueva paridad en el score. Para cerrar, el crack de Mataró gozó de otra ocasión, pero su disparo de puntera fue a parar a las manos de Sommer.
Se imponía la prórroga. El cansacio delataba su presencia en muchos rostros, pero los dos equipos seguían buscando el gol. Davide Frattesi, un suplente, marcó al 99′, Sommer (héroe de la jornada) desvió otro remate de Lamine, tres minutos después lo volvió a hacer, las tribunas deliraban, el Barcelona iba de arreón en arreón ante un adversario metido en su área, y así se llegó al final de una película que corroboró por qué al fútbol lo llaman el deporte más hermoso del mundo.
Mañana tendrá lugar el otro desafío semifinalista con el duelo PSG versus Arsenal en la capital francesa. En la ida los galos vencieron 1×0.
La discusión de la ‘Orejona’ de la temporada 2024/25 se efectuará el 31 de mayo en el estadio Allianz Arena de Munich, Alemania.