Por Franco Miguel Alvariño
Johan Oviedo tuvo el miércoles, 7 de julio, su duodécima aparición en los montículos de las Grandes Ligas este 2021. El derecho de La Habana, Cuba, escaló la lomita de los suspiros frente a los Gigantes de San Francisco en el “Oracle Park” con el objetivo de obtener su primera victoria en la MLB.
De momento, el cubano tendrá que seguir esperando para lograr el anhelado triunfo, pues abandonó el juego después de cuatro entradas completas y su equipo perdía 2×1. A su vez, se convirtió en su quinta derrota de la temporada. Los Cardenales no lograron revertir el marcador y terminaron cayendo 5×2.
Hasta este choque, Oviedo, quien solo tiene 23 abriles, se había mostrado sereno en sus actuaciones, con un nivel de madurez elevado para su corta edad. Entiéndase que la posición del lanzador es una de las que más demora en desarrollarse dentro del béisbol.
A pesar de ello, Johan se mostraba como un veterano de mil campañas, guiado en muchas ocasiones por los consejos del estelar, Yadier Molina. Esa noche frente a los Gigantes demostró que por sus venas corre sangre cubana.
La situación estaba siendo difícil, el público de casa gritaba, abucheaba al lanzador por demorarse entre lanzamientos. Los silbidos se producían por las repetidas veces que Johan consultaba en una tarjetica los envíos que debía emplear con los distintos bateadores. Eso hacía que el juego perdiera el ritmo, los bateadores se impacientaran y el respetable se incomodara, pero ninguna regla contempla que no puede hacerlo.
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Así transcurrieron las primeras acciones del juego, hasta que, en la segunda entrada, el jardinero derecho Mike Yastrzemski disparó enorme doble por el jardín central para impulsar Curt Casali, y así poner delante al equipo de casa.
Minutos más tarde, Oviedo confirmó la teoría que estaba observando con los corredores anteriores. El espigado derecho bajó de la lomita de los suspiros para reclamarle al jardinero que parara de alertar a sus compañeros sobre los lanzamientos que iba a realizar.
Johan Oviedo, en el fragor del choque se pronunció molesto, enérgico le gritó: “¡cállate!”. El corredor hizo algunos gestos con sus manos, parecía que entraba a la discusión, pero se impuso el carácter del caribeño y no trascendió el problema. Oviedo regresó a la lomita y continuó el juego. Eso sí, demostró saber encarar momentos complejos y, sobre todo, no tener presión de lanzar fuera de casa.
El joven monticulista trabajó cuatro entradas completas, en las que permitió tres imparables y le anotaron dos carreras. Además, regaló cuatro boletos, ponchó a tres y su promedio de carreras limpias quedó en 5.09.
Ahora, observe el carácter imponente de Johan Oviedo.