Jorge Soler, de desecho de Joe Maddon a estrella de la MLB

Por Alexander García Milián

Es un tipo imponente, de estatura alta, corpulencia pareja; parece un rey africano, un zulú o un Ashanti- pienso…

En la mirada de Jorge Soler se ve la ansiedad, la energía desbordante que quiere atrapar todo. El habanero mira de frente, sus ojos se agrandan y un swing brutal corta el aire por encima del home.

Es Jorge Soler uno de los talentos más prometedores que llegaron a la MLB procedentes de Cuba; para muchos ya a esta altura debía ser más que Céspedes, que Puig, que Pito Abreu; la reacción se torna lenta, la veo tardía pero no, reacciono, tiene la mejor arma a su favor, la juventud.

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Es Tropicana Field, estamos en Saint Petersburg, en el estadio de los Rays de Tampa, es 2019, es otra temporada de las Grandes Ligas y los locales enfrentan a Kansas City.

En el quinto inning del juego, en el primer lanzamiento, tras la primera mirada de Yonny Chirinos a la goma, se ve el asombro del receptor Mike Zunino, casi le grita- ¡Eso no!- una slider cortante, bueno, parecía cortante pero se queda colgando y el cubano Jorge Soler le pega en la cara… jonronazo por el jardín izquierdo.

Es Jorge Soler, el mismo que desecho Joe Maddon en Chicago, ese que fue campeón con los Cachorros estando en la banca, el que parecía ser más que Kris Bryant, más que Javier Báez, más que Schwarber, pero fue menos, fue casi un fantasma.

Las imágenes se funden una y otra vez, se difuminan, se vuelven una, dos, tres; Soler aplaudiendo a Chapman; Soler saludando a Merrifield y Mondesí luego de conectar su décimo jonrón de la temporada.

Ahora, en 2019, en Kansas, las brasas de candela que maneja Red Yost… ¿quién las apaga?, Jorge Soler; ya el criollo pasara muy fácil la barrera de los 20 vuelacercas y cuando Alex Gordon se apaga a sus 35 años, cuando queda atrás la Serie Mundial de 2015, aquí el antillano siempre, de modo constante da la talla. Si preguntamos ahora mismo por los Reales…la gente dice, ¿Quién?, ¿Jorge Soler?

Es Kansas City un elenco que se pierde en los ecos de aquel anillo de hace 4 años, un equipo endeble  y entonces Soler, como nunca tiene el chance, la oportunidad de oro para demostrar que no fue quimera lo de su llegada sino realidad.

Nos vemos a la vuelta.

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