Uno de los mejores pitchers que han visto los diamantes cubanos, José Ariel Contreras, confesó en el canal de Fepcube en Youtube que su salida de Cuba no fue algo que él hubiera soñado hacer toda la vida, sino que derivó de una serie de circunstancias que lo empujaron a dar ese paso.
“Yo nunca pensé en irme de Cuba, primero que todo por mi papá, que era más revolucionario que Fidel”, dijo. “Por mi mente nunca pasó la idea de emigrar. Hasta me molestaba que los scouts fueran a hablar conmigo”.
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Pero las condiciones de vida de José Ariel Contreras, número uno de la rotación abridora del team Cuba, no eran ni remotamente idóneas, y para colmo había un marcado desinterés estatal por ayudarlo a salir adelante.
“Durante un tiempo yo viví en el motel deportivo de Pinar del Río, y en el 2000 me dieron una casa desmantelada que supuestamente iban a arreglar”, contó José Ariel Contreras. “Para colmo carecía de dinero para darle mantenimiento al carro. La casa no tenía piso y tuve que resolverlo yo, otra gente me regaló el juego de baño, otros me dieron esto y lo de más allá. Todo tuve que resolverlo yo. De corazón, si a mí me hubieran arreglado la casa y hubiera podido darle mantenimiento al carro, yo todavía estuviera allá”.
Esos factores se sumaron a certezas que fue acumulando en torno a sus posibilidades de lanzar en el mejor béisbol del mundo.
Mi caso no fue el único, aseguró José Ariel Contreras
“Yo sabía que podía lanzar en MLB desde que llegué al equipo Cuba. Y en 1999 cuando le trabajé a Baltimore en La Habana me dije ‘¿cómo es esto? 2 hits en 8 innings, 10 ponches’… Encima había visto llegar a Liván Hernández, a ‘El Duque’, a gente que había estado al lado de uno. Así que cuando pasé los 30 años me dije que tenía que acabar de dar el brinco y en 2002 decidí hacerlo” expresó Contreras.
A juicio de José Ariel Contreras su caso no fue único, porque hubo numerosos peloteros “a los que también obligaron a irse». Por ejemplo, ‘El Duque’.
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“Él no se quedó junto con su hermano Liván porque no quiso, regresó a Cuba y allí lo suspendieron y le hicieron la vida muy difícil. Y por eso determinó salir en una lancha, porque ya no era persona en su país. Hasta tenía que trabajar en el aeropuerto con su mejor amigo para ganarse unos pesos. Pero qué bueno que pasó todo eso, porque si no ‘El Duque’ no hubiera estado en Grandes Ligas. Ni yo ni muchos otros”.
Antes de terminar el diálogo, José Ariel Contreras hizo referencia al destino que corrió aquella casa destrozada que le habían concedido en Pinar.
“Una vez que me fui de Cuba se la dieron a Luis Giraldo Casanova, y cuando yo fui de visita en 2013 tuve que ayudarlo a echar la placa de unos cuartos. Es decir, que si se metieron 11 años para arreglarle la casa al Señor Pelotero, conmigo se hubieran demorado un siglo”.
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