José Alberto Portela
El lanzador derecho camagüeyano José Ramón Rodríguez vio como todo el mundo se desvanecía ante sus ojos. Una lesión en su brazo de lanzar amenazaba con cegar su trayectoria deportiva y el dolor le inundaba.
Era uno de los puntales en el staff camagüeyano con vistas a la Serie Nacional 59 pero sus deseos serían puestos en pausa. Una cirugía de Tommy John fue su última esperanza, pero las dudas comenzaron a rondarlo. Todos sus planes futuros comenzaron a tambalearse en una inestable cuerda floja.
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José Ramón y la operación
La operación fue hecha con éxito por el doctor Livan Peña, pero este era apenas el primer paso de un extenso camino. La recuperación sería una titánica faena y entonces alguien le recomendó que hablara con José Manuel Cortina, toda una cátedra en este mundo de las bolas y los strikes.
El longevo entrenador aceptó de inmediato y con la ayuda de los también entrenadores Ángel Lino y Teófilo Pérez comenzaron a andar un difícil sendero. José Ramón Rodríguez se esforzaba al máximo pero él no visualizaba mejoras palpables, las lágrimas comenzaron a visitar su rostro y el pesimismo amenazó con declararse vencedor en esta batalla.
Pero el profesor Cortina le tumbaba los ánimos y esperanzas, mientras continuaba con su labor de «orfebre de sueños». Poco a poco los progresos comenzaron a hacer su entrada en escena, y la recuperación tomó visos de admiración.
Llega la Serie Nacional de Béisbol Cubano en su edición número 61 y José Ramón es un manojo de nervios y expectativas, es el momento de demostrar que él es un guerrero de la voluntad y que estaba listo para escribir nuevos capítulos en su porvenir deportivo. Cada salida al terreno era un reto personal y un agradecimiento a todos aquellos que pusieron ganas en su recuperación.
El resurgir
Al terminar la Serie Nacional, su nombre se encontró entre lo más sobresaliente del pitcheo. Obtuvo 11 victorias y demostró que volvó en busca de sus objetivos. Pero el mayor regalo de la vida estaría por hacer aparición en su existencia: el ser convocado para representar a Cuba en el Clásico Mundial de Béisbol, evento cumbre de esta disciplina en el mundo.
Tuvo caídas, y un verdugo convertido en lesión, vio derrumbarse su presente y fue mimado por el dolor, pero esto no fue suficiente para derrotarlo. Su alma sacó toda su fuerza interna y con la guía certera volvió a tomar el lápiz de las horas y reescribir su historia.
Felicidades a usted José Ramón Rodríguez, un paradigma de lucha contra las adversidades y ejemplo fehaciente que no hay prisiones que dobleguen nuestra constancia.