Por Yasel Porto
Hace unos días me llamó por teléfono para decirme que se encontraba en República Dominicana en el trámite de obtener el visado de Estados Unidos, y hoy recibí la comunicación con la buena nueva de su aprobación. De esta forma podría participar en uno de los eventos más trascendentales del béisbol mundial.
Hablo del legendario exlanzador y entrenador pinareño Juan Carlos Oliva López, quien viajó esta misma tarde de Miami junto a su esposa Mirta Juana Ordaz tras recibir en la mañana la visa para ingresar a territorio estadounidense.
Juan Carlos se podrá reencontrar así con su hermano Tony después de muchos años sin verse, y eso sucederá nada menos que en el mismo momento en que el exjardinero de los Mellizos de Minnesota será exaltado oficialmente al Salón de la Fama de Cooperstown, Estados Unidos.
La ceremonia se producirá el 24 de julio y también será inducido al sublime recinto otro jardinero estelar como lo fue el ya fallecido matancero Orestes «Minnie» Miñoso.
Claro que el evento donde se harán otras actividades desde el sábado 23 tendrá el incentivo fundamental más allá del entorno cubano, con la presencia del carismático jonronero dominicano David «Big Papi» Ortiz (único elegido en esta ocasión a través del Comité Regular).
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El trámite de Juan Carlos y su compañera de toda la vida (44 años de relación) fue llevado a cabo por los Mellizos en coordinación con el propio Salón de la Fama, pero por la situación actual con la Embajada de Estados Unidos en La Habana tuvo que hacerse el proceso en territorio dominicano.
Ambos estarán unos días en la llamada capital del sol (en la zona de Coral Gables) antes de emprender viaje hacia Minnesota, lugar donde reside desde hace décadas su hermano Tony.
Conocido popularmente como «El Guapo de Corralito», fue uno de los lanzadores más talentosos de Cuba entre finales de la década del setenta y la primera parte de los ochenta. Su primera muestra de nivel la dio en el Mundial Juvenil de 1975 en Venezuela cuando impresionó a todos con su trabajo y condiciones, lo que provocó las primeras ofertas para lanzar en Grandes Ligas.
Al llegar a Series Nacionales alternó las labores de abridor y relevista, aspecto éste último en el que se convirtió en el mejor del país por varios años. Incluso al extremo de ser miembro de la selección nacional con esa responsabilidad pese al enorme nivel que existía en Cuba.
Su momento de estrellato coincidió con la etapa en la que Pinar del Río dejó de ser una provincia débil para erigirse en la más dominante de toda la Isla. Eran los tiempos de aquel magistral cuerpo de pitcheo en el que además de Oliva también relucían figuras como Rogelio García, Félix Pino, Maximiliano Gutiérrez, Julio Romero y Jesús Guerra, entre otros.
Después de su retiro y de dejar atrás una brillante carrera como monticulista el oriundo de Consolación del Sur comenzó a destacarse como entrenador de pitcheo, con presencia habitual en la Serie Nacional y más allá de las fronteras cubanas.
Es la primera vez que Juan Carlos viaja a los Estados Unidos, y no puede ser una ocasión más especial que la oficialización de Tony como uno de los «inmortales» del mejor béisbol del mundo.