Kendrys Morales, la batalla final

Por Alexander García Milián Es un eco que primero se escucha leve, luego va aumentando de a poco, entonces es un eco más sonoro, más largo; las ondas retumban con fuerza y parecen invadirlo todo, es Lou Gherig en el Yankee Stadium dando su discurso de despedida,- soy el hombre más afortunado de la faz […]

Por Alexander García Milián

Es un eco que primero se escucha leve, luego va aumentando de a poco, entonces es un eco más sonoro, más largo; las ondas retumban con fuerza y parecen invadirlo todo, es Lou Gherig en el Yankee Stadium dando su discurso de despedida,- soy el hombre más afortunado de la faz de la tierra- me hiela la sangre una y mil veces cada vez que escucho, Lou baja la cabeza, Ruth también, la gente en las gradas quieren gritar, maldecir, el caballo de hierro se va…

Como historia paralela emerge otro rostro, otra imagen, igual es la cara, son los gestos, es la risa corta pero limpia de un peleador, es la imagen de Kendrys Morales, bueno, son cien imágenes de Kendrys Morales; Industriales, equipo Cuba, Angelinos, Azulejos, Kansas City, Atléticos de Oakland, Yankees de Nueva York, la cara se arruga, se encoge, se estira, vuelve a lucir ajada, Kendrys va hacia arriba, luego toca fondo, boquea como un pez en el agua, sale otra vez y toca la cúspide.

Son historias de tipos duros, uno- Gehrig- el más duro, el ídolo de mis primeros días, el otro Kendrys- baja los ojos, mira la foto de Lou en Yankee Stadium, alza la mirada, clava la vista en su risa, vuelve y agacha la cabeza, asiente- le pique cerca- pienso que dice para sí; creo que estuvo ahí, tocando esa personalidad imponente que un día paralizo a medio mundo.

Ahora los Mulos dejaron libres a Morales, ya la suerte pareció escapar, era lo menos que un grande podía merecer y pienso que sus últimos tiros están por llegar, la clave pasa por la Florida, por Derek Jeter, por los cubanos de aquí y de allá.

El simbolismo, el ser un ícono del equipo miamense es una opción real y la veo posible, tal vez tuvo más fuerza hace unos meses pero las cosas, el contexto se recompone y en esta, la batalla final de Kendrys Morales, se deben juntar muchos factores, la mayoría pasa por estos caracteres.

Es Kendrys, es Lou Gherig, es el carácter, la personalidad, el valor, las ganas y el deseo de ponerle corazón al juego, de gastar hasta la última de las energías para salir a la defensa o conectar el último indiscutible.

Las analogías quedan, las historias se imponen y los hechos muelen la brizna que dejaron los vientos de ayer; es siempre así y esta no es la excepción.

Miami pudiera ser la salida de Kendrys, con una cubanía que lo hace suyo, que lo ha adorado desde el primer día y que podría darle una despedida como merece.

Una vez más regresan los ecos, los gritos, se escurre la niebla, se esparce la bruma y un aire fresca peina miles de rostros, en La Habana, en Nueva York, en Miami, se escapa un gemido, se siente un clamor y miro fijo, esa foto, de Kendrys mirando la bola viajar a lo profundo del right field allá por Manhattan.

Sin un punto demás, los hombres mueren de pie y no será diferente.

Nos vemos a la vuelta.