Por Alexander García Milián
Es Rosniel Iglesias, calvo, de mediana estatura; tan calvo, creo sin cejas y pienso en Jean Paul Belmondo haciendo de Fantomas pero no es Rosniel Iglesias, pinareño, boxeador, 69 kilogramos.
Salen y pasan uno, dos, tres flashazos de imágenes nítidas; Rosniel Iglesias ganando el primer Playa Girón con unos 19 años, Rosniel siendo campeón del mundo, Rosniel siendo oro olímpico.
Todo se vuelve Rosniel Iglesias, comienzan las comparaciones, que si tres olimpiadas, que si mejor que Rigondeaux, mejor que Mario Kindelán… Rosniel se pierde luego de Río, en 2016 va a la lista negra, parece que se va y vuelve.
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Es diciembre de 2018, Camagüey, torneo Playa Girón de Boxeo, todos los pronósticos precompetencia se van cumpliendo, se cumplen ya rumbo a las finales, es lo esperado, José Larduet perdió pero el prometedor Perot podía ganarle. Desde que Odlanier Solís le diera sus buenas tundas a Félix Savón, en los súper pesados no anda nadie seguro.
Es diciembre de 2018, Camagüey, Rosniel Iglesias vuelve con su técnica exquisita, con su físico impresionante, parece que no se cansa.
Unos comentan que es un tren en el Guajay, que entrena mucho, dice el preparador Acebal – sí, Rosniel es un tren, muy entregado a lo que hace-.
Rosniel se va, regresa de nuevo; Rosniel el indisciplinado, al que todos respetan porque va adelante, porque entrena 5 horas cuando son 4.
Sale un golpe potente, Rosniel esquiva el recto pero recibe un ligero roce en su ceja derecha, comienza a sangrar, detienen la pelea,- No pasa nada- le dice al médico, sigue, gana por decisión unánime, va a semifinales contra Kevin Brown de Camagüey.
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Es 2009, es 2012, Mundial de Boxeo, Olimpiada de Londres, es el éxito, la cumbre del boxeo amateur, es Rosniel Iglesias siendo el centro, siendo todo y nada.
La bruma, el hedor de la humedad pesada que roe por dentro al pasar de los días, meses y años, la bruma lo opaca todo, opaca también a Rosniel.
Es también 2010, otra vez en Cuba, otro Playa Girón, otro Rosniel, esta vez derrota, engorrosa derrota, desde entonces Rosniel gana de manera consecutiva todos estos torneos, llega a diez, busca el once.
En semifinales, Rosniel va contra el talentoso Kevin Brown, local, camagüeyano. La pelea es pareja, ambos púgiles se escrutan con calma, miden bien sus pasos, tras ligeros intercambios el primer round pasa tranquilo.
Suena la campana, es el episodio dos; Brown aprieta, Rosniel con rapidez se mueve, esquiva y responde, Brown tira combinación de rectos, – Uper, rectos- Rosniel vuelve a responder, el arbitro para la pelea, Brown sangra.
De pronto, nadie entiende nada, todo queda en suspense pero Rosniel Iglesias es declarado ganador y luego sometió en la final aArisnoide Despaigne, sumando así su onceno título nacional, hazaña que lo iguala a los estelares Teófilo Stevenson y Adolfo Horta.