Por Pablo Pichardo
Los aficionados al béisbol se hacen esta pregunta desde hace algunos meses. Se habían vencido los tiempos donde los juegos de la MLB eran uno de los más grandes tabúes en Cuba, aquellos oscuros momentos que duraron años donde la simple mención de un cubano “desertor” de las series nacionales era capaz de hacer saltar de sus puestos a periodistas y directivos de la televisión nacional con su onda expansiva.
En los primeros años, cuando comenzaron tímidas emigraciones, se llegó incluso a borrar los records de aquellos que persiguiendo el sueño de jugar en las Mayores, abandonaban la isla por cualquier vía. Luego llegó el asterisco en sus estadísticas mientras se mantenía el denso silencio solo alterado en los pasillos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y en las peñas deportivas.
El tiempo, la cordura, las redes sociales, y el empuje de los fanáticos abrieron una puerta un día en los televisores cubanos y comenzaron a aparecer imágenes de algunos partidos (cuidadosamente editadas) mientras algunos nombres (los menos mediáticos) volvían a cobrar vida en la boca de los comentaristas deportivos, lógicamente, sin muchos protagonismos.
La aparición del programa “Béisbol internacional” y otros espacios informativos (nunca en horarios estelares) empezaron a darle color al mejor béisbol del mundo en la pantalla chica y un buen día (sin bombos ni platillos), los cubanos pudieron ver la Serie Mundial (diferida y doblada por narradores oficialistas) y aparecieron de súbito algunos héroes cubanos para beneplácito de millones de aficionados como si nada hubiera pasado.
Hace unos meses, todo cambió. El béisbol de las Grandes Ligas se esfumó de la televisión cubana y en su lugar se transmiten partidos aburridos de ligas desconocidas donde juegan peloteros de dudosas calidades.
¿Qué ocurrió? ¿Cuáles son las razones para este retroceso?
La investigación de SwingCompleto ha llegado a su fin. Varias fuentes dentro del ICRT han informado las causas para esclarecer esto a los aficionados de la isla.
La televisión cubana es una entidad dependiente del estado. La ausencia de comerciales y patrocinadores la convierten en un ente parásito, con escasos recursos y sin poder de mando.
Durante años no ha pagado un centavo por muchos eventos deportivos y ha robado la señal a su conveniencia. Así, los diferentes partidos de las ligas europeas de fútbol y la misma temporada de la MLB podían nutrir la programación deportiva sin escollos.
La llegada de las conversaciones con los dirigentes de la MLB y la firma del acuerdo con la Federación Cubana de Béisbol les ha atado las manos a los dirigentes de la televisión cubana, incluso ahora, que dicho acuerdo se encuentra congelado por la administración Trump.
Nuestras fuentes han informado que los riesgos de demandas o rupturas son altos si se vuelven a transmitir juegos de las Mayores sin acuerdo económico y se mantiene una total vigilancia sobre eso.
Comprar el paquete de la temporada completa, incluyendo la Serie Mundial, cuesta alrededor de 200 000 dólares y nadie tiene la voluntad de abonarlo hasta el momento y ni siquiera la humildad de aclararlo a sus televidentes.
Mientras tanto, seguirá el fútbol inundando los espacios televisivos con sus mejores galas.
Un negocio donde nada se invierte y donde solo se corre el riesgo que las nuevas generaciones hagan de él su deporte nacional.
Casi nada.