Las emociones que se viven en este maravilloso deporte llamado béisbol, son un constante sube y baja conforme se presentan las situaciones. Así como se viven experiencias inolvidables, también están aquellas en donde desafortunadamente los peloteros se llevan la peor parte, tal fue el caso del venezolano, Willson Contreras, en el duelo frente a Pittsburgh Pirates.
Ambas tandas tomaron lugar en el imponente «PNC Park» hogar de los bucaneros, quienes se ubican de antepenúltimos en la División Central de la Liga Nacional, justo por encima de sus rivales de la jornada de hoy, St. Louis Cardinals. Finalmente, los locales predominaron en el marcador 6×3 para llevarse la victoria número 57 de la temporada.
El catcher oriundo de Puerto Cabello, fue el foco principal del juego en la alta del séptimo episodio, pues encendió los ánimos producto de una sentencia que en primera instancia lo desequilibró totalmente en el resto de su turno.
Frente a los pitcheos de Colin Holderman, Willson Contreras llegó al cajón de bateo con las bases llenas y dos outs. La situación no podía ser mejor para vestir de gala al venezolano con un batazo que acercara en el score a los suyos.
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Sin embargo, las intensiones principales se desvanecieron con el pasar de los lanzamientos. El tercer envío fue de la total discordia para Contreras, ya que el umpire terminó sentenciándole como strike lo que era una bola baja en la esquina de adentro.
Para este momento, la concentración pasó a otro plano y al cuarto pitcheo entre la adrenalina y la molestia, el venezolano se ponchó dándole swing con todas sus fuerzas a un sinker en la zona alta.
Justo después, los ánimos se caldearon por completo de parte de Willson, quien en su momento de molestia arrastró el bate contra la tierra y acto seguido mientras se retiraba, el umpire hizo la seña de expulsión producto de la inconformidad demostrada.
Ante la sentencia, Contreras se regresó al home plate e hizo marcas en el suelo con su bate para complementar aún más lo sucedido y poco después, ya retornando al dogout tiró su bate que sin dudas, afianzó su protesta y la situación incómoda por la que estaba atravesando.
Finalmente, al venezolano no le quedó más remedio que bajar hacia los vestidores y calmar la euforia vivida en el terreno de juego frente al umpire, perdiendo de esta manera la oportunidad de lograr un mejor contacto que aportara a la causa de St. Louis.