Por Alexander García Milián
Son tres tipos de similar carácter, flemáticos, uno más que otro, pero son tipos flemáticos que sin mucho hablar salen al terreno a demostrar… En su tiempo, los tres lo hicieron como jugadores, luego con los años en funciones de dirección también proyectaron sus capacidades.
Son Alfonso Urquiola, Luis Giraldo Casanova y Omar Linares, las tres joyas del béisbol pinareño y a la vez tres componentes del más alto nivel del béisbol nacional.
Cuando Omar y Luis Giraldo se mostraron mansos en funciones directivas, Alfonso fue completo; estelar jugador y sabio timonel de sus equipos, quizás como ninguno… Se habla incluso de que Linares y Casanova no imponían respeto, que se les volvía un relajo todo y entonces llegaba Urquiola y ponía orden.
Alfonso… el relámpago
Urquiola, nació en 1952; la gente habla de que fue un excelente baloncestista, de grandes reflejos y actitud agresiva a la hora de atacar el aro; pero carecía de un elemento importante, la estatura.
Ya para los años 60, Alfonso comienza a abrirse paso en el béisbol en su Pinar del Río.
En su debut como juvenil integró en 1970 el equipo que ganó en representación de la Isla en Maracaibo.
Alfonso tuvo que enfrentarse desde el comienzo a muchos críticos y detractores, incluso a un buen pelotero- según cuentan por aquel entonces- un buen pelotero como Jesús Aballí, a quienes comparaban con Félix Isasi; pero Urquiola, como siempre impuso la casta.
En la décima Serie Nacional, tuvo su debut con el equipo Vegueros que dirigía Emilio Salgado.
Desde el comienzo, deleitó a todos por su juego limpio y elegante. Para esa década de los 70, fue dueño y señor del segundo cojín en el equipo Cuba.
Como capitán, hablan fanáticos y entendidos en la materia como Martínez de Osaba; como capitán sabía dónde tenía que estar cada jugador, daba siempre el ejemplo y exigía como tal.
Al retirarse se dedicó a la enseñanza y como manager destacó por la dirección del equipo Cuba en los Panamericanos de Winnipeg y durante el juego contra los Orioles de Baltimore en 1999.
Siempre Urquiola fue un tipo que cayó mal, decía lo que pensaba y en el momento que debía hacerse; clasificó a Cuba para las Olimpiadas de Sidney en el 2000 pero le dieron el mando a Servio Borges; sin miramientos le pasaron la cuchilla y ya.
De igual modo quien no lo recuerda en la Serie del Caribe de San Juan, cuando con un equipo de retazos ganó el evento; o cuando en par de ocasiones tomó a los equipos pinareños desarmados, los armó durante las competencias y terminaron siendo campeones…
Ahora que Urquiola decide regresar, volver a su tierra, con su gente, todo el reconocimiento que se le rinda es poco, empecemos por este.
Nos vemos a la vuelta, espérennos con el señor pelotero… con Luis Giraldo Casanova.