Lázaro Junco revela triste historia de su salario como gloria deportiva en Cuba

Michel Contreras

El matancero Lázaro Junco contó una anécdota que resumió el precario tratamiento que reciben muchas de las leyendas retiradas en la Isla.

El matancero Lázaro Junco contó una anécdota que resumió el precario tratamiento que reciben muchas de las leyendas retiradas en la Isla.

Uno de los sluggers más respetados en la historia del beisbol cubano, el matancero Lázaro Junco, contó en el podcast Recta al Pecho una anécdota que resumió el precario tratamiento que reciben muchas de las leyendas retiradas en la Isla.

De acuerdo con el primer bateador que acumuló 400 jonrones en las Series Nacionales, en una ocasión él visitó Colombia para dirimir unos juegos de softbol para mayores de 50 años y al llegar al aeropuerto se encontró con jugadores veteranos como Luis Gaviria, Abel Leal y ‘El ÑatoRamírez.

“Ellos me estuvieron hablando de Capiró, Isasi, Wilfredo, Rosique, Blandino, me invitaron a unos refrescos, y en medio de la conversación yo les pregunté a qué se dedicaban ellos, porque los veía vestidos de blanco, limpiecitos, como viejitos chulampines”, relató Lázaro Junco.

Lázaro Junco no lo podía creer

La respuesta de los colombianos dejó estupefacto al yumurino: “Me contestaron que eran glorias deportivas y que sí trabajaban. Que, por ejemplo, ese día su misión había sido ir al aeropuerto a recibir a los jugadores cubanos y compartir con ellos”.

Intrigado, Lázaro Junco se interesó por el salario que ganaban sus colegas cafeteros, y estos le dijeron que cuatro mil dólares.

“Pensé que me estaban mintiendo. Y cuando ellos indagaron por el salario nuestro y les dijimos que 150, pensaron que se trataba de 150 mil. Tuvimos que explicar que 150 CUC, que era una moneda que solo valía en Cuba, y que aquello equivalía a 150 dólares”, agregó el número ‘32’ de los Henequeneros bicampeones del beisbol cubano.

Recordado por su seriedad en el diamante y fuera de él, Lázaro Junco siempre fue un pelotero subestimado por los mandamases de la pelota insular, a tal punto que apenas vistió la camiseta de las cuatro letras en los Centroamericanos de 1982 y el Mundial de 1984.

El premio a su grandeza

No obstante, él no dejó que la injusticia le afectara el rendimiento, y si no alcanzó los 500 bambinazos se debió a que a comienzos de los años noventa le informaron que debía retirarse con apenas 33 años cumplidos.

La fanaticada, eso sí, siempre reconoció la grandeza de Lázaro Junco. Y tanto, que muchos años después de su retiro, cuando en 2015 unos cuantos ligamayoristas visitaron Cuba como parte del fallido acercamiento entre la MLB y la federación doméstica, el público exigió que el jonronero estuviera en la grama del estadio junto a todas las estrellas reunidas allí para ofrecer consejos a jugadores de categorías infantiles.

Lamentablemente, el Lázaro Junco que aparece en el podcast es un hombre enfermo a todas luces, al que desde esta página le deseamos el más pronto y merecido restablecimiento. El beisbol antillano se enorgullece de figuras como él.

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