Por Daniel De Malas Andreu Bonilla
Eran los domingos en mi infancia el día del estadio de pelota, eran las tardes de la bicicleta con papá como medio de transporte para llegar en hora, o la mayoría de las veces la de la caminata y esa parada obligada en la cafetería de los batidos de mamey, lugar en donde guardo en mi memoria las primeras colas, y aquellos batidos bien que la valían, al igual que los dos pesos, y más de un vaso.
Después del batido venía el primer contacto visual con el Estadio Capitán San Luis, siempre vacías sus gradas desde aquella distancia y todavía me pregunto cómo era posible que 10 minutos después dentro de el ya aquellos espacios no existían. De esas curiosidades infantiles que el tiempo no ha podido responder y tampoco creo que lo haga, las gradas siguen vacías desde la distancia y dentro de él, luce mucho más aterrador.
El San Luis ha sido mi primer estadio, ha sido coloso del Villamil para nosotros los pinareños, el de recorrer su grama luego de terminado cada juego y perseguir a los jugadores en el dogaut, el de las discusiones con el del lado, o el de atrás, el amigo de los 9 inning, el maní caliente, el del locutor local con su pronunciación a veces inentendible (casi siempre) y el de momentos imborrables para el béisbol pinareños, nombres y hechos en su historia lo ubican en uno de los recintos deportivos de mayor historia de toda Cuba.
Su inauguración data del 19 de enero de 1969 en la 9na Serie Nacional de béisbol con un juego entre los equipos de Pinar del Río y La Habana, ganados por los segundos, un vaticinio poco real para todo la historia vendría después. El lanzador ganador fue Heliodoro Sarduy y el perdedor Gerardo Hernández.
Ha sido la casa de los equipos de Vegueros y Forestales, los primero ganadores de las Series Selectivas en 6 ocasiones, mientras que Forestales tuvo su mejor posición histórica el 4to lugar, alcanzado en 4 ocasiones.
Tras la eliminación de las Series Selectivas en la temporada de 1992-1993 y con la tradición en sus espaldas se iniciaba Pinar del Río como representante de la provincia en la Serie Nacional.
Pero antes de la llegada de las Series Nacionales ya el Capitán San Luis había sido testigo de importantes hazañas de sus peloteros.
En el año 1978 el zurdo Maximiliano Gutiérrez marcaba un récord dentro de la pelota cubana que todavía se encuentra vigente y su vigencia parece ser eterna. El zurdo llegó a la cifra de 41,7 entradas trabajadas sin permitir anotaciones, la mayoría de ellas en los terrenos del Coloso pinareño.
El zurdo pinareño en una entrevista realizada por el periódico Guerrillero hace unos meses decía sobre su récord: «Nadie sabe el sacrificio que hay que hacer para lograr un récord, mantenerlo por todos estos años creo que es lo máximo porque nadie más lo ha logrado hacer».
Y si hablamos de joyas del picheo tenemos que hablar de los cuatro juegos de cero hit y cero carreras que han tenido lugar en este estadio. El primero de ellos data del 21 de enero de 1971 propinado por el zurdo Aniceto Montes de Oca quien era integrante de Azucareros, quien participó en 14 temporadas, formó parte del equipo Cuba en el Campeonato Mundial en México en el año 1968.
Un 27 de diciembre de 1977 se vuelve a repetir la hazaña y esta vez sí fueron los locales los protagonistas, Forestales de la mano de Porfirio Pérez Peláez toco la gloria ante La Habana.
Las dos que le siguen, salieron de la mano de dos leyendas del picheo cubano, Julio Romero y Rogelio García. El primero lo logró el 9 de marzo de 1983, ante los Camagüeyanos, mientras que García lo hacía ante Serranos un 22 de marzo de 1987 en la XIII Selectiva.
De historia se construyen los edificios, en este estadio se ha forjado gran parte de la leyenda verde del béisbol cubano. De otras páginas y protagonistas te estaremos trayendo a este espacio.