La II Liga Élite del Beisbol Cubano continuó con su calendario en las instancias semifinales y el equipo de Artemisa se impuso por segunda ocasión a los Industriales de La Habana en la jornada del 8 de enero. No obstante, un hecho en particular fue merecedor de toda la atención mediática.
El mencionado momento era esperado con ansias y al fin se hizo realidad. Un lanzador del primerísimo nivel mundial hizo su aparición en el estadio de los «Cazadores» de Artemisa y puso sobre sí todas las miradas. Se trató de Livan Moinelo, excepcional pitcher zurdo.
Recordemos que el siniestro comenzó la temporada en el béisbol nipón con la franquicia Fukuoka Sofbank Hawks, pero una lesión lo marginó de la campaña. Una osteocondritis disecante en el codo de lanzar obligó al serpentinero a un proceder quirúrgico. Los días finales del mes de julio fueron testigos de la noticia.
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La recuperación era lo primordial y el cuidado de tan excepcional lanzador. El entrenador José Manuel Cortina fue el encargado de guiar el proceso, que comenzó a ofrecer buenos dividendos. Moinelo es de los pitchers de más alcurnia que representan al pasatiempo preferido de los de la Mayor de las Antillas.
¡Llegaron las semifinales de la Liga Élite del Beisbol Cubano! Este escenario era el perfecto para la vuelta a la acción competitiva de Livan Moinelo. El conjunto de Artemisa lo tomó como refuerzo ante la progresión mostrada. El maestro Cortina dio el visto bueno con sus declaraciones previas a los desafíos de playoffs.
«Nosotros hicimos todas las evaluaciones de ejecución y reposo. Asignamos una cantidad de pitcheos que conciliamos con su joven y talentoso mentor. Esperamos verlo trabajar por la televisión y disfrutar de su profesionalidad. Ya desde ahora irá mejorando sus prestaciones en el montículo«, comentó el preparador en aquel entonces.
Reencuentro con el beisbol cubano
Este cotejo del 8 de enero nos ofreció el regalo. La novena de Artemisa tomó ventaja de seis carreras por tres en las postrimerías del enfrentamiento, lo que se visualizaba como la situación perfecta para el reencuentro del zurdo con el público cubano.
El manager Yulieski González colocó a Livan Moinelo en el box en la séptima entrada. En ese preciso segundo los seguidores de Industriales vieron cerrarse todas las opciones. Pero: ¿Cómo trabajaría el pinareño?. A fin de cuentas no lanzaba desde hacía varios meses.
Todo fluyó correctamente. Los envíos del occidental aún guardan la potencia de siempre. El velocímetro marcó hasta 96 millas por hora, lo que en Cuba es muy difícil de ver con asiduidad. Obviamente, los bateadores contrarios fueron incapaces de hacer contacto con la pelota.
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Curvas a 82 millas, sliders a 88 y un comando certero fueron la mejor prueba que el brazo está en perfecto estado. Livan Moinelo trabajó durante 2.1 entradas sin permitir libertades, efectuando 31 lanzamientos hacia el home plate.
No muchas veces somos capaces de ver un espectáculo así. Los aplausos se multiplicaron, en agradecimiento a la muestra tan espléndida ofrecida. No cabe dudas: el pinareño volvió y seguirá implantando el terror en los bates rivales.