Matanzas intenta extender racha, pero Industriales y el Latino están en el camino

Por Boris Luis Cabrera.

Cuando este sábado se lance la primera pelota en el coloso del Cerro, los Industriales de la capital estarán enfrentando a los Cocodrilos de Matanzas, uno de los equipos más difíciles de esta Serie Nacional, el que más cuadrangulares conecta (27), el tercero en bateo (323 AVE) con siete de sus regulares promediando por encima de los 300, y uno de los más seguros a la defensa con apenas 13 pifias en 20 partidos jugados (982 AVE).

El único equipo que tiene en sus filas a un pelotero que ha pisado los terrenos de la Gran Carpa, el que viene con tres astillas del mismo palo y con una racha ganadora de ocho partidos, la más extensa de esta temporada.

A primera vista, la tropa del “Rey” luce indefensa ante semejante ataque. Con todas las estadísticas en contra y un accionar parpadeante sobre la grama que no le ha permitido aun salir airosos más allá de dos partidos seguidos, tienen un arma potente a su favor, una mortífera a la que muchos temen y otros han evitado a toda costa a lo largo de la historia: El estadio Latinoamericano.

Ese escenario mágico que transforma a los azules y debilita rivales, el que muchas veces le da poderes sobrenaturales a los capitalinos y le resta fuerza a sus adversarios, el de la mística y lo real maravilloso.

El cuartel general de los Industriales es sin dudas un jugador extra aun en estos tiempos de escasas multitudes que actúa como un Dios en el terreno y les hace abanicar la brisa a sus visitantes en momentos tensos, les pone traspiés y les tumba las pelotas que ya están dentro de los guantes.

Los Cocodrilos vienen con la boca abierta motivados por el morbo y la rivalidad que siempre flota en el aire con estos desafíos. Son peligrosos aun fuera de su hábitat natural y traerán una representación de su afición para teñir de rojo parte de los graderíos y aplacar un poco las fuerzas naturales que actuarán en su contra.

Armando Ferrer, parece haberles impregnado a sus huestes el ímpetu de aquellos Henequeneros gloriosos que le dieron el último título a su provincia hace más de 18 años y del cual fue parte de su colectivo de dirección.

Los Leones están esperando, inquietos y hambrientos de victorias, desesperados por escalar posiciones y por no dejar caer la bandera de la confianza a su exigente fanaticada.

Sin dudas, será una serie interesante llena de sentimientos encontrados, de venganzas internas y chismes de pasillo, pero lleno de entrega y pasión y con eso nos basta. Nos vemos en el estadio.

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