Para un jugador como Miguel Vargas que tiene mucho por demostrar y pocas oportunidades para hacerlo, es imprescindible aprovechar cada uno de esos chances que Dave Roberts le brinda en el primer equipo de Los Angeles Dodgers.
Hasta el momento, su rendimiento no ha podido ser mejor. Antes de ser ubicado como séptimo bate y jardinero izquierdo para el primer juego de la serie ante Milwaukee Brewers, Vargas exhibió línea ofensiva de. 308/.364/.487/.851 (AVE/OBP/SLG/OPS), con un jonrón, seis empujadas y siete anotadas.
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El conjunto californiano llegó al enfrentamiento ante los Cerveceros, tras caer en dos ocasiones con Arizona Diamondbacks y ganar seis de sus últimas 10 salidas a la grama.
Con dos bambinazos de Will Smith, Dodgers abrió delante en el marcador, pero un Grand Slam de Rhys Hoskinh y un sencillo remolcador de Will Adames, pusieron la pizarra 5×2 favorable a los visitantes.
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Así llegó el juego a la parte alta de la cuarta entrada. El cubano Andy Pages abrió tanda por Dodgers y cumplió su misión de embasarse conectando un sencillo de rolling duro al jardín izquierdo. El venezolano Miguel Rojas le siguió con un elevado al right field y le correspondió entonces el turno al también antillano Miguel Vargas.
Miguel Vargas sonó gran batazo en Los Angeles
Al primer envío del derecho Aaron Civale, un sinker alto y en la esquina de adentro a 92 MPH. El nacido en La Habana impactó la pelota con fuerza y tras proyectarla con una velocidad de salida de 102.2 MPH, la misma caminó hasta los 360 pies en lo que fue un tremenda línea que enloqueció las tribunas en el Dodger Stadium.
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Para Miguel Vargas fue su segundo bambinazo en lo que va de año y el número 10 en su carrera en Grandes Ligas. Llegó a ocho producidas e igual número de anotadas. Dejó sus frecuencias en. 325/.391/.575/.966.
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Vargas tiene madera de gran bateador. Está obligado a «quemar la bola» si quiere seguir ahí arriba con Dodgers.