Por Álex Fernández Fernández
En tiempos de referéndum, y supuesta lucha por la igualdad con Código de las Familias incluido, algo ha fallado evidentemente con los INDER en Cuba. Ahora una arista de la discriminación parece salir a flote. Porque lo que ha pasado con la fase semifinal del Campeonato Nacional para damas es surrealista, la verdad.
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La propia prensa en el país ya se hace eco, pero aparentemente ante oídos sordos. Así lo repasa el periódico Adelante, de Camagüey, por cierto, uno de los equipos implicados:
“Los elencos de La Habana y Villa Clara, por el occidente, y Santiago de Cuba y Camagüey, por el oriente, se alistaron para el nuevo desafío en el estadio La Polar, de la capital. Pero el día antes de viajar fueron notificados por las autoridades del balompié cubano que no era posible económicamente en ese momento. Una semana después anunciaron que los desafíos se celebrarían en la cancha sintética del estadio Antonio Maceo, de la Ciudad Heroica, para cancelar esa opción unos días después y volver a mudar los recursos a La Habana. Lógicamente, tras el paso del huracán Ian por el este del archipiélago, esta semana se volvió a suspender el evento”.
El tema quedó en stand by en la última semana de septiembre, de acuerdo con el portal en Facebook del Canal Habana, que replica lo informado por el propio INDER.
Mientras las damas siguen desconsoladas por no poder disputar las medallas del único evento élite que tienen en la nación caribeña, pues los varones a lo suyo.
A pesar de las incidencias del huracán Ian y sus daños a varios de los sectores de la economía maltrecha de Cuba, el Torneo de Clausura para ocho elencos, sí se mantiene para los hombres. Y qué bueno que así sea, pero ¿por qué unos sí y otros no?
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Aún no se sabe, algo que se maneja desde tiempos inmemoriales de forma clandestina, cómo le hace el INDER para decirle no a unos y sí a otros.
Salvo la Serie Nacional de Béisbol, el resto de los torneos deportivos en el país se celebran por el sistema no escrito de “a suerte y verdad”. Una teoría donde lo femenino evidentemente deja de ser prioridad.
No en pocos países del mundo, los conflictos por asuntos DISCRIMINACIÓN en materia de género han ocupado la agenda mediática y social.
Solo en los Estados Unidos, por poner uno de los tantos ejemplos, la batalla por lograr pagos monetarios equitativos entre el equipo nacional femenino (varias veces campeón en Copas del Mundo) y el masculino, ha sido una constante. Por el momento las futbolistas cubanas tendrán que esperar que la máxima dirección del deporte en la isla se saque un conejo de la chistera de justificaciones para reanudar el certamen. De lo contrario, pues que le escriban a la Santísima Providencia.