Por Franco Miguel Alvariño
Terminó, por fin, el juego de las estrellas del béisbol cubano. Si hubiera que concederle un calificativo a las actividades que sucedieron en Santiago de Cuba sería nefasto. Lo sucedido en la tierra caliente lejos de favorecer el desarrollo del pasatiempo nacional, lo único que demostró fue la incapacidad de los dirigentes del deporte para organizar un evento de calidad.
Los atletas e invitados llegaron el pasado viernes seis de noviembre con el objetivo de realizar las pruebas de habilidades el sábado y el juego entre “Estrellas del Futuro” y “Estrellas del Presente” en la jornada dominical. La presencia de la tormenta tropical “Eta” impidió la realización de las acciones, el primer error, este evento meteorológico estaba anunciado una semana antes. ¿Quién en su sano juicio podía asegurar que se jugaría en el “Guillermón Moncada”?
Una breve transmisión de Tele Rebelde puso a Cuba entera a llorar de impotencia, a sufrir por ver la figura de un verdadero héroe, Antonio Pacheco, ultrajada en su propia casa, esa que lo vio cosechar tantos éxitos, esa que se rindió ante sus batazos y vibró con cada uno de sus fildeos.
Ante el reclamo de cientos de miles de espectadores, la dirección provincial de béisbol en Santiago de Cuba se pronunció y cito textualmente: “La imagen del banco de primera base difundida en redes sociales se diseñó para la primera jornada, dedicada a las pruebas de habilidades, a fin de recordar a estrellas en su mayoría nos acompañarían el sábado en la instalación, lo cual se explicaría en el guión del acto protocolar”. Así figura en el Diario Digital Jit.
Sin necesidad de entrar en comparaciones, el destino y el pésimo trabajo de la dirección de béisbol santiaguera le dieron la razón a todos los que reclamaban por la ausencia del Capitán de Capitanes en el banco de Santiago de Cuba. En un movimiento apresurado por intentar salvar la poca dignidad que les quedaba, cambiaron el diseño y colocaron los años de los campeonatos que habían ganado. Volvieron a equivocarse y demostraron que no había nada planificado, una solución de improviso solo causó otro raro, tan o más grave que el anterior, esta vez equivocaron la historia de un equipo, de todo un pueblo. Le adjudicaron a los indómitos los torneos del 2006 y el 2009, esto fue el colmo de la falta de respeto.
Al quinto día de estar en la sede santiaguera fue que se pudo jugar al béisbol, otro capricho de las autoridades. Lo que se presagiaba como un juego interesante terminó siendo un choque aburrido sin muchas emociones, salvo por el cuadrangular de Lisbán Correa en la primera entrada con las bases llenas, el primero de este tipo para un Juego de la Estrellas.
El resultado final fue ocho carreras por seis favorable a los más jóvenes, a los que más ganas le pusieron. Por los menores de 25 conectaron jonrón Santiago Torres e Iván Prieto. Designar un ganador en este tipo de juego es algo simbólico, lanzan muchos jugadores y en su mayoría las actuaciones son efímeras.
Las pruebas de habilidades demostraron que las decisiones se toman sin importar la condición física de los jugadores, aunque muchos de los atletas estaban de acuerdo en participar, o al menos así lo decían una y otra vez en televisión para hacer lo de siempre, justificar lo mal hecho.
Richel López fue el único receptor que hizo chocar la bola con el barril, por lo que resultó ganador. José Gutiérrez le ganó cómodamente la carrera de home a primera a Luis Mateo y fue el único corredor que le dio la vuelta al cuadro. ¿Para demostrar qué? Aún me lo sigo cuestionando, lo único que podía obtener de la carrera era una lesión. El doble play más rápido lo protagonizaron Yorbis Borroto, Jorge Alomá y Lisbán Correa.
Lo más esperado del día fue la competencia de bambinazos, que en una pelea muy cerrada Yasser Julio González logró vencer a Luis González imponiendo nuevo récord de jonrones en un derby con 40, antes en poder de Yasmany Tomás con 32. Para sorpresa de muchos el líder jonronero de la actual contienda, Lisbán Correa, se quedó fuera de la lucha por el mejor sluggers de las pruebas.
Habrá que esperar un año para ver otro Juego de las Estrellas, ojalá y no se parezca en nada a este. Ojalá y se pudiera borrar todos los intentos de dañar el béisbol cubano por parte de la dirección de béisbol en Santiago. Ojalá y se sancione a todo aquel que estuvo involucrado con tanto descrédito a la historia de los indómitos.