Por Daniel De Malas Andreu Bonilla
Digney Arévalo formó parte de esa generación de Santiago de Cuba que se ha ido dispersando por el mundo y que ganó durante dos temporadas consecutivas el torneo Sub23 de la pelota cubana. Su paso por la Serie Nacional fue breve, no así su protagonismo en los dos títulos alcanzados por su provincia en este torneo.
Este joven de 21 años ahora vive en España y conversó con SwingCompleto sobre su pasado en la pelota cubana, sus deseos de volver ante cualquier llamado y de mucho más.
Formaste parte de una generación de peloteros en Santiago que arrasó en el torneo Sub23. ¿Qué contribuyó a esos resultados?
Todos esos logros en el torneo sub 23 se llegaron alcanzar gracias al entrenamiento, al esfuerzo diario, a la relación que creamos entre todos nosotros que llegamos a ser casi como hermanos, éramos una familia.
Todo partió de eso, de ganar el juego diario y así pudimos obtener esos dos títulos que para mí son uno de los premios más grandes que he tenido en mi vida.
Para Digney Arévalo ¿Qué tan importante fue el papel de Heriberto Rosales en esos resultados?
Heriberto fue el director que desde que llegué al Sub23 estaba en la dirección del equipo, es un director que como a todos les gusta hacer mucho hincapié en la disciplina, el entrenamiento y en el juego diario, por eso han sido los logros que ha alcanzado, que lo llevaron a ser director del equipo de Santiago.
Lo que le puedo decir como jugador es que siga así, que siga poniendo su empeño que va a recoger buenos frutos de esos muchachos que vienen subiendo ahora.
¿Sentiste mucho ese cambio de pasar del sub23 a la Serie Nacional?
El torneo Sub23 tiene su rigor pero no tiene que ver nada con la Serie Nacional, que es un torneo que requiere de mucha dedicación, concentración y yo me sentí bien cuando participé en ella.
Habían muchos compañeros que te ayudaban, muchos amigos, aficionados que desde las gradas que aunque no lo creas se acercan y te dicen: oye sigue ahí, mantente, sigue entrenando, sigue luchando. Me sentí bastante bien con los compañeros del equipo, entre todos éramos casi una familia.
¿Qué te motivó a intentar probarte tan pronto en otro béisbol fuera de Cuba?
Como todo pelotero cubano siempre sientes ese deseo de querer jugar otra liga del mundo. Mis planes eran llegar a República Dominicana ahí entrenar y ver si algún equipo de las Grandes Ligas me firmaba y de esa manera desempeñarme en ese béisbol y poder hacer historia.
No se pudo, desgraciadamente me echaron para atrás en el aeropuerto y no pude salir.
¿Cuál fue la causa por la que no te dejaron salir de Cuba?
Me retuvieron en el aeropuerto, me dijeron que no podía salir del país, que estaba regulado por la comisión nacional de béisbol. Al cabo de los meses quise luchar por mi puesto en el equipo de Santiago y sencillamente no me dejaron.
Nunca firmé una sanción, nunca me citaron para una reunión, y no es que yo no quiera jugar con Santiago, es que no me quisieron de vuelta. Me daría mucho gusto jugar nuevamente con Santiago, porque de ahí yo salí.
¿Luego de negarte la salida nadie se te acercó nunca para conversar contigo?
Me dijeron que me llamarían a una reunión a la que nunca me citaron, y de ahí para acá, hablé para regresar con Santiago y nunca me dijeron nada.
Pero si muchos profesores leales se acercaron a mí, y me preguntaban que si quería jugar, pero no me quisieron otras personas.
Después de esta negativa, es que decides partir para España. ¿Qué hace actualmente Digney Arévalo en ese país?
En España estoy jugando una liga que es menos rigurosa que la cubana, pero estoy en lo que me gusta y seguir en esto hasta que Dios mande.
Mi equipo se llama BN que pertenece a Pamplona, en un equipo que cuenta con españoles, hay dominicanos, venezolanos, cubanos, precisamente el entrenador de picheo es de Villa Clara Jorge Hernández que jugó Serie Nacional con el que tengo muy buena relación.
No es una liga fuerte pero participa en los Campeonatos Nacionales aquí en España, aunque todavía estoy en la incertidumbre si puedo jugar la próxima temporada por el tema de mis papeles.