Siempre que se habla de Shohei Ohtani, se pondera su extraordinaria capacidad para llevar a niveles de excelencia en una liga como la MLB el bateo y el pitcheo, dos elementos contrapuestos y (a todas luces) recíprocamente excluyentes. Eso convierte al japonés en un fenómeno.
No obstante, la historia está llena de lanzadores que, sin llegar a convertirse en toleteros top ni mucho menos, han sabido quitarse la etiqueta de outs vestidos de peloteros. Hombres que, no contentos con el tradicional toque de bola de casi todos sus colegas en MLB, generaron peligr* con el madero en ristre.
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Por citar unos ejemplos, recuerdo a Jake Arrieta sacudiendo un jonrón en la postemporada de 2016, a Madison Bumgarner despachando bambinazos con la técnica de un slugger consumado, a Zack Greinke, a aquel Steven Brault que en 2019 promedió .333 al pegar 14 hits en 42 turnos oficiales, entre otros.
El lanzador, como siempre repite el conocido entrenador José Manuel Cortina, debe dominar el arte del bateo. Obviamente no a la altura de Ohtani, pero sí a un nivel que le permita predecir lo que está pensando el adversario y ganar confianza para dominarlo.
Ese recurso hizo mejores pitchers a unos cuantos cubanos que lucieron desde el box en MLB y que a la hora de pararse en home plate, gozaron de habilidades superiores a las de la media de su especialidad. Los casos más llamativos, sin dudas, son los de Adolfo Luque y Liván Hernández.
El legendario “Papá Montero” probó sus dotes con el barquillo a lo largo de 20 temporadas en MLB con average de .227 en más de un millar de visitas oficiales al plato, y su relación de boletos-ponches (70-114) resulta sencillamente increíble para un lanzador.
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Otros pitchers cubanos que batearon bien en MLB
Mientras, Liván no se limitó a ser un brazo de 200 entradas por campaña, sino que mostró cartas credenciales con un swing que promedió .221 (973-215) y rubricó 50 extrabases, 10 de ellos cuadrangulares.
Otros pitchers nacionales que lograron rendir con el bate en el mejor béisbol del mundo fueron Camilo Pascual, Luis Tiant y Pedro Ramos. El primero sentó average de .205 en casi 1000 estancias en la caja, Tiant lo hizo para .164 con dos decenas de extrabases y Ramos estampó nada menos que 15 vuelacercas (líder entre cubanos), con promedio de .155.
Por último merece mención especial el prematuramente fallecido José Fernández, que en el escaso período que actuó en MLB conectó 29 imparables en 136 oportunidades, con dos batazos de cuatro bases y average de .213.
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