Por Juan Páez
En 2019, Jorge Soler finalmente explotó con el madero. La temporada suya que muchos esperaban en el entorno de las Grandes Ligas, por fin, llegó. Su bate vivió una rebelión que se tradujo en 48 jonrones y 117 impulsadas, parte de una campaña espectacular en lo individual con los Reales de Kansas City. Ahora, el designado cubano tendrá un reto todavía más grande: mantenerse, lograr que su producción y, en específico sus vuelacercas, sean sostenibles.
Ahora, desde que se escuche la anhelada primera voz de play ball en la campaña 2020 de las Mayores, Soler no estará bajo perfil. Aunque probablemente su equipo termine más cerca del sótano de su división que del primer lugar, él será visto desde el principio como uno de los más temibles sluggers de la Liga Americana, uno que viene de imponer el récord para un cubano en un año.
Los lanzadores empezarán a cuidarse más. Ya no le lanzarán rectas con tanta frecuencia. Saben que el toletero destroza los pitcheos rápidos: tuvo 31 estacazos de vuelta completa el año pasado ante esa clase de envíos, la segunda mejor marca en todo el big show. Solo Eugenio Suárez y Pete Alonso, ambos con 33, registraron más que el isleño. Y frente a rectas de cuatro costuras en específico, promedió .316 de average, con un porcentaje de slugging de .770, gracias a 10 dobles y 23 bambinazos.
Probablemente, a Soler le toque ver más seguido a su enemigo: el pitcheo quebrado. El slider, la curva, la curva de nudillos, la bola de nudillos y el disparatado eephus entran en esa categoría. Cuando le tiraron esas serpentinas en el torneo anterior, se ponchó en 79 ocasiones, la segunda peor cifra en la Gran Carpa, solo por debajo de los 81 chocolates de Nicholas Castellanos.
Los lanzadores rivales saben que es una presa más fácil cuando debe perseguir lanzamientos que normalmente terminan en la tierra. Desde 2016, esos pitcheos han aumentado su frecuencia contra el cubano en casi 10 por ciento (de 28.0 % a 37.3 %).
Pero Jorge estará más preparado. Pese a esa enorme cantidad de abanicados ante los envíos rompientes, su porcentaje de swings fallidos disminuyó (de 52.5 % a 45.4) y su slugging subió de .321 a un más aceptable .423.
Pase lo que pase, Soler parece ir evolucionando de a poco. Independientemente de su actuación en el torneo anterior, fue específicamente luego del Juego de Estrellas cuando demostró lo que puede hacer en la caja de bateadores. En la segunda parte de la campaña, el capitalino fue segundo en jonrones en la Americana (25), segundo en remolcadas (58) y cuarto en OPS (1.076) entre hombres con al menos 150 apariciones al plato. Su línea total fue de .299/.411/.665.
El leñador, en el fondo, tendrá otra misión por delante, una que nuevamente involucra a Rafael Palmeiro. El polémico extoletero es el único cubano que ha podido repetir temporadas de 40 o más cuadrangulares en la historia de las Mayores. Raffy lo hizo en 1998, 1999 y de nuevo en 2001 y 2002. Soler ya lo superó en cuanto a la marca de bombazos para un antillano en un año.
¿Podrá quebrar un récord suyo una vez más? Si la ronda regular milagrosamente dura los 162 juegos habituales, algo que cada vez parece más improbable, Soler tendrá una nueva oportunidad de incrustar su nombre en la historia.
Estadísticas de Jorge Soler en 2019 en las Grandes Ligas:
Año | Eq | J | AB | R | H | 2B | 3B | HR | RBI | BB | SO | BA | OBP | SLG |
2019 | KCR | 162 | 589 | 95 | 156 | 33 | 1 | 48 | 117 | 73 | 178 | .265 | .354 | .569 |
Total: | 469 | 1591 | 216 | 405 | 91 | 3 | 86 | 249 | 182 | 494 | .255 | .336 | .478 |