Por Daniel De Malas Andreu Bonilla
En otra noche en que la Televisión Cubana nos invitó a vivir glorias pasadas de nuestro béisbol, en este caso la semifinal ante República Dominicana en el primer Clásico Mundial que se desarrolló del 3 al 20 de marzo del 2006, volvimos a sentir de cerca un torneo que no dejamos de añorar.
Nos volvimos a estremecer con la voz de Héctor Rodríguez, volvieron las imágenes de hombres que sin proponérselo se convirtieron en héroes y que se encargaron de desmontar mitos que rondaban por nuestras cabezas.
En aquellos días el béisbol fue dueño y señor de esta Isla, ningún evento relacionado a este deporte impactó en la manera que lo hiciera el primer Clásico, las dos restantes ediciones, no han podido desatar ni el mismo furor, ni las mismas pasiones, la magia de la primera vez no ha tenido precedentes en relación con este evento.
La prensa plana cubana durante ese período dio una cobertura donde se reflejaba no solo el accionar del equipo cubano, también las reacciones que en el país provocaba cada paso del elenco nacional.
En tiempos de estancia obligada en casa los archivos son un gran aliado, pasando a ser acompañantes fieles de nuestros largos días hogareños.
Motivado por las emociones revividas en la noche de este domingo en relación al Clásico Mundial, quise darle un vistazo a las notas que reflejaron la victoria ante el equipo quisqueyano y que nos diera el pase a la final.
Esta noticia fue porotagonista de la portada del diario Juventud Rebelde del domingo 19 de marzo. Una imagen de celebración en el montículo era acompañado del siguiente titular: ¡Seguimos Chapeando! y continuaba: Cuba venció este sábado 3-1 al poderoso equipo de República Dominicana y discutirá mañana el título del Clásico Mundial contra Japón que derrotó a Corea del Sur 6-0 en la otra semifinal.
Un suplemento especial además fue parte de las páginas de la edición dominical del citado medio.
El lunes 20 de marzo día en que se desarrollaría la final, Granma y Trabajadores se hacían ecos de la victoria del sábado, además de anunciar como un suceso extraordinario el juego por el título.
En la portada de Granma acompañada de una foto de Eduardo Paret en una acción defensiva aparecía el siguiente titular: Hoy se rompe el corojo, y en parte del texto se podía leer: Pase lo que pase esta madrugada-a tono con la diferencia de hora el gran duelo debe cerrar después de la medianoche-, la selección cubana de béisbol, de peloteros no rentados, ha escrito una página histórica: disputar la final del Primer Clásico Mundial contra Japón.
Mientras en la página deportiva del referido diario se podía leer un artículo de Sigfredo Barros bajo el título: Cuba: ¡a tocar el cielo! donde entre otros aspectos anunciaba los posibles abridores de tan trascendental juego manejándose las opciones de Ormary Romero y Norberto González, finalmente sería el primero, mientras que Japón confirmaba a Matsuzaka.
En el mencionado artículo se recogía la opinión de Osmani Urrutia, quien se refería al lanzador japonés: ¨lo conocemos, pero como te dije en Cuba, no la tira por debajo de la tierra. Ya le ganamos al venezolano (Santana), al puertorriqueño (Dicky González), le pegamos seis jits al dominicano (Bartolo Colón). Sea quien sea, nosotros vamos con todo a conseguir la última victoria.
Otro que dejó sus declaraciones para realizar un análisis del juego fue el director del equipo en aquel momento Higinio Vélez. En la página deportiva también aparecía el box scores de los dos juegos semifinales, una nota dedicada a la ciudad de San Diego y de la autoría de Miguel Hernández se podía leer: Un ritmo que faltaba en la danza de los millones.
En ella se reconocía la capacidad competitiva del equipo cubano en el torneo, el poco seguimiento al certamen en Europa, además del interés siempre prestado por Cuba para la permanencia de este deporte dentro del programa olímpico.
El destacado periodista despedía sus líneas de esta manera: Se sacan conclusiones como que los peloteros cubanos, continuadores de una tradición centenaria, le han impregnado algún ritmo que faltaba a esta jugosa salsa.
La portada del semanario Trabajadores publicaba una foto de la celebración del equipo tras la victoria sobre Puerto Rico con el siguiente titular: ¡Hoy por la Corona!
En el pie de foto parte del texto que se podía leer era el siguiente: Otra vez la Isla estará pendiente, desde las 10:00 p.m., de la actuación de un equipo corajudo y talentoso sin dudas el más seguido del torneo por acabar con las aspiraciones de Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana. La corona la ganará el mejor entre caribeños y asiáticos.
En la sección deportiva se podía leer una crónica de Julio César Mejías Cárdenas dedicada a Pedro Luis Lazo donde se realzaba su notable labor dentro del equipo cubano en el evento, bajo el título: Un monumento para el rascacielos pinareño, más adelante destacaba : Este primer Clásico Mundial le llegó casi en el ocaso de su carrera deportiva, pero no desperdició la oportunidad al acreditarse en magistrales relevos un juego salvado ante Venezuela y el triunfo ante los dominicanos, dos novenas acuñadas como favoritas.
Del mismo autor aparecía la nota: Vamos por la Corona en la cual se analizaban varios aspectos del juego final que podían ser clave, además de revisar algunos datos estadísticos de la actuación cubana.
Cada línea escrita en esos días por los periodistas cubanos se ha convertido en testimonios de gran valor que nos ayudan a otorgarle mayor relevancia, a una actuación deportiva cubana que no ha tenido precedentes en lo que va de siglo.
La primera década de la actual centuria tuvo grandes hazañas en lo deportivo, pero como fenómeno sociocultural lo vivido durante el Primer Clásico Mundial de Béisbol no ha sido igualado por ningún evento con participación cubana.