Renace el capitán de Industriales con jonrón y los Azules siguen subiendo

Daniel De Malas Andreu

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Por Boris Luis Cabrera Campeando por sus respetos continuaron los Leones capitalinos sueltos por la ciudad naranja. Desafiantes y dispuestos a no soltar el hueso del comodín que ya tienen en sus colmillos, volvieron a espantar con potentes rugidos a los Leopardos de su propia cueva, comandados por un capitán renaciente que se ha ajustado…

Por Boris Luis Cabrera

Campeando por sus respetos continuaron los Leones capitalinos sueltos por la ciudad naranja. Desafiantes y dispuestos a no soltar el hueso del comodín que ya tienen en sus colmillos, volvieron a espantar con potentes rugidos a los Leopardos de su propia cueva, comandados por un capitán renaciente que se ha ajustado los grados en los últimos partidos y por un Rey que se cansó de las dudas de sus legionarios.

Bien tempranito marcaron territorio cuando en el primer episodio Jorge Enrique Alomá desapareció la pelota por encima de los límites del terreno con dos compañeros en circulación para teñir de azul las pocas esperanzas dispersas por los graderíos rivales.

Suficiente el bambinazo para Marcos Ortega que otra vez se plantó en el box como todo un consagrado a rendir de hambre los maderos contrarios demostrando que no ha sido obra de la casualidad sus actuaciones anteriores, al punto de permitir solo un imparable (cuadrangular de Juan Carlos López) en siete capítulos completos de actuación.

El muchacho de apenas 21 años, de sangre oriental y corazón felino, es un tesoro descubierto a última hora por el cuerpo de dirección de los Industriales y desde ya será una especie de arma secreta para la dura porfía de los comodines, si al final se concreta la ansiada clasificación.

Otra vez Alomá con un cañonazo a los jardines, un doblete de Yhosvani Peñalver (conectó dos), y elevados de sacrificio de Yordanis Samón y Oscar Valdés; completaron el botín sabatino para dejar la pizarra 7-1 e inclinar la balanza en la serie particular contra los anfitriones villareños.

Una tormenta local, de esas que llegan para terminar angustias y desasosiegos, llegó con una furia de vientos y lluvias apocalípticas al terreno de juego y le puso fin al partido en la octava entrada para oficializar la victoria número 20 de las huestes azules en la temporada y mantenerlos afincados en la zona de suspiros.

Este domingo, mientras la directiva continúa leyendo historias de Piratas y combates en ultramar para diseñar estrategias a corto plazo, los Leones buscarán un poco más de oxigeno antes de viajar a la pequeña isla donde puede decidirse la suerte de todos.

Nos vemos en el estadio.

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