Rikimbili Betancour… Villa Clara, Grandes Ligas, el posible regreso

Alexander García Cuando en vísperas de la Serie 59 se empezó a especular de los posibles regresos de peloteros cubanos, los nombres de Alexei Ramírez, Leslie Anderson y Yuniesky Betancourt acapararon titulares, incluso ya con la competencia andando se seguía hablando de ellos. Para deleite de los fanáticos, pudimos ver a Leslie Anderson regresar a […]

Alexander García

Cuando en vísperas de la Serie 59 se empezó a especular de los posibles regresos de peloteros cubanos, los nombres de Alexei Ramírez, Leslie Anderson y Yuniesky Betancourt acapararon titulares, incluso ya con la competencia andando se seguía hablando de ellos.

Para deleite de los fanáticos, pudimos ver a Leslie Anderson regresar a los estadios cubanos, emocionarnos como la gente los aplaudía, verlo inmenso en esos Play Off contra Industriales y mirarlo otra vez como miembro de la preselección nacional.

No obstante los casos más rimbombantes, los de Alexei y “Riquimbili” quedaron en el limbo y las expectativas por verlos en acción se disiparon con un chasquido de dedos.

Sobre estos peloteros hablaremos aquí, pues rendirle honor a su legado en la pelota profesional es algo más que merecido, por ahora empecemos con Yuniesky Betancourt…

A Riquimbili seguro lo recuerdan pocos, al menos en Cuba, durante su etapa en las Series Nacionales.

Cuando Yuniesky comenzó deslumbró a todos y en aquel Villa Clara de Víctor Mesa que parecía comerse al mundo pero siempre quedaba a deber, en aquel equipo Riquimbili se erigió como un diamante en bruto presto a ser pulido en cualquier momento.

Aún recuerdo en sus años con los Azucareros aquellos su formidable defensa en la segunda base y la facilidad para dar líneas; el hombre se la daba a cualquiera sin impresionar mucho, con un tamaño normal a veces luciendo algo enjuto.

Entre los años 2000 y 2003, Yuniesky dejó buenos números en Series Nacionales, con 289 de average y 265 sencillos.

La historia hacía una pausa leve, en su fuero interno, cuando unos querían apagar su luz, otros empujaban y el creía, en verdad todo empezaba, más allá de su salida en bote hacia México…

Al estrellato…

Como otro de esos tantos que en abrir y cerrar de ojos, salen del anonimato para ser protagonistas, así Yuniesky Betancourt llegó a las Grandes Ligas y nada menos que a los Marineros de Seattle, ahí al lado de un monstruo como Ichiro Suzuki.

Con los Marineros, Riquimbili dio fe de sus dotes a la defensa, de su versatilidad y comenzó a demostrar también poder a la ofensiva.

A diferencia de otros que no han podido establecerse, Betancourt si pudo disfrutar el juego al primer nivel en el mejor béisbol del mundo.

Con 60 juegos jugados durante su temporada inicial en 2005, Riquimbili sumo 11 dobletes, cinco triples, pegó un jonrón e impulsó 15; todo quedaba listo para lucir a lo grande…

En 2006, Yuniesky jugó casi la temporada completa y en 157 encuentros, sumó un excelente average de 289, con 8 jonrones y 47 empujadas.

Con  Kansas

A pesar de sostener un rendimiento aceptable con los Marineros, su desesperación en el home le granjeó fuertes críticas; esto aunado a un descenso en el porcentaje de embasado conllevó a que Riquimbili fuera cambiado a Kansas City en 2009.

Tras un primer año casi desastroso, Betancourt vuelve a tomar las riendas y en 2010, quema la liga, hablando en buen cubano, al destapar su poder ofensivo con 16 jonrones, 29 dobles y 78 impulsadas.

En 2011, Riquimbili es cambiado a los Cerveceros de Milwaukee, elenco donde disputaría su primera postemporada, pues su equipo llegó incluso a discutir la corona en la Liga Nacional.

Con nueve temporadas en MLB, Yuniesky Betancourt, dejó números para nada despreciables, 261 de average, con 80 jonrones y 457 carreras impulsadas.

¿Pudo tener un mejor rendimiento?

Seguro que sí, de haber poseído más paciencia en el cajón de bateo, tal vez sus números hubieran sido otros, no obstante vale decir que Yuniesky no fue valuado con los mismos medidores que otros peloteros, quizás algo de mala suerte, nadie sabe ahora mismo a ciencia cierta, la especulación dibuja varios escenarios posibles.

Sin lugar a dudas el haber podido verlo otra vez en Cuba, hubiera sido un espectáculo único, todavía tenía batería para regalarle buenas actuaciones a la afición.

Resulta imposible olvidar que ya entrado en los 30 años, siguió rindiendo en la Liga Mexicana del Pacífico, en elencos como Tomateros de Culiacán y Águilas de Mexicali, protagonistas en las últimas Series del Caribe.

En fin estimados lectores, la leyenda de Riquimbili está ahí, matices más, matices menos, su mística sigue llenando de ilusiones y quién sabe si todavía su último año en activo lo juegue en Cuba.

Nos vemos a la vuelta.