Roberto Hernández: «Tengo las puertas abiertas con los Indios de Cleveland»

Por Boris Luis Cabrera    La noticia que un pelotero cubano había renunciado a un contrato con una franquicia de las Grandes Ligas para regresar al país tuvo un impacto tremendo en el mundo deportivo hace casi dos años. Su protagonista, un joven de apenas 17 años nacido en un lejano poblado espirituano de nombre […]

Por Boris Luis Cabrera

   La noticia que un pelotero cubano había renunciado a un contrato con una franquicia de las Grandes Ligas para regresar al país tuvo un impacto tremendo en el mundo deportivo hace casi dos años. Su protagonista, un joven de apenas 17 años nacido en un lejano poblado espirituano de nombre Batey Colorado, entraba así a la historia como el primer pelotero nacido en la isla que después de emigrar y firmar un contrato profesional, abandonaba su empeño para retornar a su tierra.

   Roberto Hernández, miembro de los equipos Cuba en categorías inferiores, partió del país con 15. Llevaba una bolsa repleta de sueños, un currículo envidiable en sus bolsillos, y el mismo objetivo de otros cientos de jóvenes peloteros: lograr un contrato profesional.

   En septiembre de 2017 se abrieron las pesadas puertas que conducen al camino del éxito cuando los Indios de Cleveland lo firmaron por un monto de 320 mil dólares. Poco después el espirituano jugaba su primera campaña profesional en República Dominicana en la Summer League de nivel Rookie, dejando excelentes guarismos que lo llevaron al Juego de las Estrellas.

   Sin embargo, el talentoso joven no pudo sostener el peso de las nostalgias. La separación de sus seres queridos y un mundo alrededor totalmente ajeno a sus costumbres, empañaron sus anhelos y le fueron quebrando poco a poco sus motivaciones.

   «Emigrar es difícil, no solo para los atletas sino para todos los seres humanos cuando dejas atrás aquello con lo que has convivido desde que naciste. Es muy difícil estar luchando por algo y a la vez sufriendo por la lejanía», le confiesa Robertico a SwingCompleto.

   Han pasado ya dos años desde su regreso. En ese lapso de tiempo este “gallito de pelea” ha vivido experiencias únicas, tanto en el terreno de juego como en su vida personal que aceptó compartir con nuestros lectores.

¿Alguna vez te has arrepentido de la decisión de regresar a casa?

   -Para nada, no me arrepiento ni creo poder hacerlo porque no hay nada más hermoso que ver crecer a los hijos y hoy tengo ese privilegio de estar día a día con mi familia y en especial con mi pequeño. Por otra parte, dentro de mis expectativas sigue estando el béisbol profesional y sé que lo voy a lograr pero nunca me voy a alejar ni de mi familia ni de mi Cuba.

Si alguna vez vuelve a activarse el acuerdo con la MLB, ¿tendrás algún problema legal para ser contratado por alguno de los equipos de Grandes Ligas por haber roto tu contrato y regresar a Cuba?

   -El tema MLB es delicado porque hay políticas de privacidad que no se deben violar más que todo por respeto, pero te puedo contar que problemas legales no existe ninguno, al contrario, mantengo muy buenas relaciones con jefes, entrenadores y atletas de los Indios y sé que si el acuerdo Cuba-MLB se reestablece, voy a tener las puertas del equipo abiertas.

Después de ser elegido Jugador Más Valioso (MVP) en el último campeonato sub-23 donde estableciste récord en ponches y fuiste el autor de un juego sin hit ni carreras, te lesionaste tu brazo de lanzar. ¿Crees que eso se debió a una sobreutilización al trabajar casi durante 66 entradas en nueve salidas?

   -Te puedo decir que por estudios que me han realizado salió a la luz que no fue provocada necesariamente por el trabajo en el sub-23. Ese movimiento de lanzar no es natural del ser humano y al hacer ese sobreesfuerzo a lo largo de varios años se van creando pequeñas lesiones a las cuales los médicos llaman «brazo de lanzador».

¿Cómo te sientes ahora? ¿Podemos decir que estás listo ya para la Serie Nacional 60?

   -Después de un largo trabajo de rehabilitación y fortalecimiento posterior al tratamiento con células madre que se me realizó en la Habana, me encuentro bien. Hasta ahora sin ningún síntoma de molestia. Y sí, podemos decir que ya estoy listo para esta temporada.

¿Cómo has podido mantener tu forma física en estos tiempos de pandemia?

   -He sabido crear las condiciones necesarias para mantener la forma física en estos tiempos tan difíciles. No tengo quizás lo que necesita un atleta de alto rendimiento, los instrumentos que tengo no tienen tal vez la misma calidad de los originales, pero cumplen la misma función. He llevado al pie de la letra la preparación sin perder ni un día. Esto no hubiese sido posible sin la ayuda de mi papá y mi hermano que me apoyan en los entrenamientos.

¿Podremos verte entonces como uno de los miembros del staff de abridores para esta serie?

   -Creo que sí, estando en buena forma física y siendo el Roberto de siempre, no es secreto para nadie que puedo ayudar mucho al equipo desde el staff de abridores.

Robertico, fuera de los entrenamientos es un joven normal como tantos otros. Juega dominó con sus amigos, le encanta ver series televisivas o películas por la madrugada y dormir las mañanas, pero nunca es más feliz que cuando está su pequeño hijo.

«Le dedico mucho tiempo a mi pequeño, es muy travieso y requiere de mucha atención», dice.

Lleno de sueños, no ve la hora de escuchar la voz de Play Ball para volver a salir al montículo de sus Gallos.

   -Mi principal sueño es estar de vuelta por todo lo alto, participar en el mundial Sub 23 y en la Serie Nacional con excelentes actuaciones, e ir camino al equipo grande donde todos queremos estar. Más allá de esto estaría jugar béisbol profesional, que no por último deja de ser importante», confiesa.

Antes de finalizar la conversación, dejó un mensaje para todos sus seguidores: «Para todos aquellos aficionados, especialmente los espirituanos que han anhelado el regreso exitoso de Roberto Hernández, les digo que muchas gracias por ese apoyo incondicional en estos momentos difíciles por los que he pasado y gracias a mi familia por siempre estar ahí “arriba de la caliente” como se dice. Quiero decirles también que esperen muchas cosas buenas de mí, que siempre que Dios me lo permita saldré al terreno de juego a dar lo mejor como si ese fuera el último partido de mi vida».

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