Si de algo nadie tiene dudas es del tremendo tacto que posee el venezolano Luis Arráez. Sus cifras de contacto son espectaculares y su capacidad para poner la bola en juego es, sencillamente, de otro planeta.
Y no sólo es poner la pelota en juego, es la facilidad que tiene para ponerla donde nadie puede capturarla.
No es casualidad que su BABIP (Average sobre bolas puestas en juego) y que se calcule con la fórmula (Hits – HR)/(VB – SO – HR + Sac Flies) sea de un astronómico .392, por mucho el mejor de su carrera y el segundo mejor en todas las Grandes Ligas, sólo por detrás del .399 de Brandon Marsh.
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Y cuáles son los factores que lo han llevado a esta cifra tan alta a pesar de conectar tan pocos cuadrangulares, apenas tres en lo que va de año, pues sin dudas es su alta producción de indiscutibles, líder de la temporada con 132 y su baja cantidad de ponches, solamente 22.
Con apenas un 5.7 % del total de las 386 comparecencias al bate que tiene en la temporada retirado por la vía del ponche, se torna una tarea casi titánica poncharlo, ya no digamos en más de una ocasión.
Tanto así que tuvieron que transcurrir 91 partidos en este 2023 para que un equipo lograra poncharlo en dos oportunidades en un mismo desafío, una racha soberbia para la organización de los Marlins.
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Cuando en la novena entrada del segundo partido entre Marlins y Cardinals Jordan Hicks ponchó a Luis Arráez, puso fin a esta impresionante seguidilla del camarero venezolano.
En total estuvo 90 juegos seguidos sin ponches múltiples para comenzar la temporada, la segunda racha más larga de un jugador de los Marlins en la historia de la franquicia, solo detrás de los 94 conseguidos por Paul Lo Duca a comienzos del 2005.
A muchos no le gustará su estilo, porque es un bateador de líneas cortas y no conecta muchos cuadrangulares, pero su trabajo lo hace de manera brillante y es por eso que es tan valorado por su equipo.