Por Yasel Porto
A la mayoría de las personas que yo le mencione el nombre de Oscar Monzón Tuero la reacción no será otra que de desconocimiento más allá de que infieran que se trató de un pelotero del pasado.
Incluso a los más entendidos en la materia les pasaría lo mismo que cuando me preguntaron por él, y respondí que se trataba de un cubano cuyo mayor mérito fue haber lanzado en Grandes Ligas en una época de escasos extranjeros. Eso y que tuvo buenos resultados en la Liga Profesional Cubana aunque sin llegar a una élite liderada por hombres como Adolfo Luque, José de la Caridad Méndez y José Acosta.
Fue mi colega Daniel de Malas quien se percató de algo extraordinario alrededor de Tuero, lo cual lo sitúan en una categoría especial. El tema es que MLB hizo una revisión de los box scores de la etapa en la que no se computaban los juegos salvados, procedimiento que trajo como resultado el oficializar al protagonista de este escrito como el más destacado de la temporada de 1919 dentro de la Liga Americana.
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Los cuatro salvamentos del habanero vistiendo el uniforme de los Cardenales de San Luis lo convirtió en el primer lanzador cubano con un liderazgo importante en las Ligas Mayores de Estados Unidos. Sus 45 salidas (16 como abridor) también lo pusieron a la cabeza del viejo circuito dentro de una justa en la que finalizó con balance de 5-7 y PCL de 3.20.
Anteriormente el honor del primero en comandar algún renglón de trascendencia le correspondía a Luque, tras su fantástica campaña de 1923 en la que se llevó los máximos honores en juegos ganados, efectividad, lechadas y promedio de ganados y perdidos.
Oscar Tuero tuvo una actuación corta en el «big show», pues apenas duró tres campañas. Debutó en 1918 y en 1920 tuvo su última aparición con solamente 26 años de edad, campaña ésta donde posiblemente haya estado lesionado en función de sus resultados precedentess y el haber tirado solamente dos tercios en toda la lid.
Su foja total fue de 6-9 con muy buena efectividad de 2.88, en la cual influyó mucho lo acontecido en su año de estreno en el que dejó un formidable 1.02 en 44 entradas de actuación.
No obstate, lo llamativo es que su carrera en la Liga Cubana comenzó precisamente después de dejar de ser un «big leaguer». O sea, que Tuero debutó como profesional en Estados Unidos antes que en su país de origen.
Lanzó entre 1919-20 y 1926-27 alternando entre Habana y Almendares. En su primera temporada si bien concluyó como puntero en derrotas junto a Lucas Boada también estuvo al frente de las lechadas. Algo que ha sucedido con muy pocos lanzadores a lo largo del tiempo. En 1920-21 quedó al frente de los juegos lanzados y completados y en la siguiente campaña repitió en este último apartado conjuntamente con el total de innings. Su récord acumulativo en seis años de labor en el circuito rentado de su país de origen fue de 29-14.
El 19 de octubre de 1920 fue un día significativo para él tras dejar sin anotaciones a los Gigantes de Nueva York en la famosa serie de exhibición efectuada en la capital cubana que contó con la presencia del mítico Babe Ruth.
A pesar de no ser llamado más a Grandes Ligas después de su efímera participación en 1920 Tuero desarrolló una carrera bien extensa en Estados Unidos en sus diferentes niveles. De hecho, ha sido uno de los cubanos con mayor longevidad en Ligas Menores luego de iniciar el camino en 1913 y finalizarlo nada menos que en 1941, espacio de tiempo en el que acumuló balance importante de 270 triunfos y 208 reveses. Uno de sus éxitos fue un no hit no run en el año 1925.
Nacido en La Habana el 17 de diciembre de 1893 (otras fuentes lo dan en 1898), falleció en la ciudad tejana de Houston en 1960 sin que trascendiera su fallecimiento desde el punto de vista mediático. Hoy día prácticamente toda la mención a su figura es el formar parte de los cubanos que han sido parte de la MLB y fuera de algunos especialistas nada se dice de Oscar, y mucho menos el estar en nuestra historia como el primer pitcher cubano en las Granfes Ligas con un liderazgo.
Aún cuando haya sido con carácter retroactivo, sin dudas también es digno de orgullo el primer Aroldis Chapman o Raisel Iglesias que tuvimos en el mejor béisbol del mundo. Él ha sido otro contribuyente importante de nuestra memorable historia en el olimpico beisbolero.