Germán o Paret: ¿Cuál es el shortstop número uno de las Series Nacionales?

Pasarán muchos años, el águila de los versos martianos volverá a cruzar el mar, y todavía la fanaticada no se habrá puesto de acuerdo sobre cuál ha sido el mejor torpedero de las Series Nacionales.

Se trata de una posición que, por neurálgica y propensa a la espectacularidad, acapara las miradas. Tierra fecunda en paracortos, Cuba ha dado varios nombres que quedaron inscritos con letra indeleble en los libros de la MLB, desde el MVP Zoilo Versalles hasta el tres veces Guante de Oro Rey Ordóñez, pasando por Leo Cárdenas, Willy Miranda, Alexei Ramírez y el más grande de todos, Bert Campaneris.

Y si miramos a los campeonatos domèsticos, ahí también abundan los virtuosos. Para no hacer una relación innecesariamente dilatada, me limitaré a mencionar a inmortales como Pedro Jova, Rodolfo Puente, Agustín Arias…, hasta llegar a la dupla que por lo general centra el debate en torno a quién ha sido el número uno de las Series Nacionales.

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O sea, Germán y Paret. El “11” de Industriales y el “2” de Villa Clara. Un par de estrellas que pude disfrutar a lo largo de todas sus carreras en las Series Nacionales, y de las cuales he escrito numerosísimas cuartillas.

¿Cuál fue mejor? La pregunta es constante en las peñas y foros deportivos, dando pie a veredictos divididos y argumentos ora sensatos, ora acalorados.

Dos ases que conquistaron las Series Nacionales

Germán era un poeta. Como he dicho previamente, “llevaba el número de Luis Aparicio, pero no era otra cosa que la prolongación en el tiempo de Ozzie Smith. Lo vi hacer fildeos brillantes en cada dirección del campo: hacia atrás, con el guante saliendo de la espalda; para el hueco, lanzando sin mirar a la inicial; hacia delante, barriendo más con arte que con automatismo; y rumbo a la intermedia, para pasarle la pelota a su eterno compinche Juan Padilla”.

Un crack. A veces daba la sensación de retar la gravitación universal asumiendo posturas inhumanas a la hora de fildear. Cada vez que soltaba la pelota y salía hacia el dugout sin mirar la consumación de la jugada, los estadios se paraban en pleno. Como Rey Vicente Anglada y Víctor Mesa, llevaba el show en la sangre para beneplácito del público y orgullo de las Series Nacionales.

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Paret, en cambio, fue un prosista. Siempre con el dorsal de Derek Jeter, alardeó a tiempo completo de un gran brazo, no pifiaba en los lances sencillos (ley esencial de la defensa, el out tiene que ser out), y enarbolaba la jugada sello de la casa cuando iba hacia el hueco con el ‘bastón’ más celebrado de las Series Nacionales.

Era más integral que su par capitalino, toda vez que bateaba. “Frío como un inglés e inteligente como los buenos torpederos -sostuve en una crónica-, exprimía a los pitchers hasta encontrar el lanzamiento en zona o el boleto. Una vez instalado en la almohadilla, estaba claro que muy pronto saldría hacia la siguiente… y con un elevado por ciento de efectividad”.

¿Cuál fue mejor en las Series Nacionales?, repito. Pues mire, si lo que usted busca es llenar gradas y terminar el juego con el corazón apretado de emociones, ponga a Germán Mesa. Va a pasarse tres horas con la alegría del niño que estrena algún juguete.

No obstante, si su intención es elegir a un jugador más integral capaz de decidir con el guante, el madero o la velocidad, entonces quédese sin dudarlo con Paret.

Dejo en sus manos esa decisión.

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