OPINIÓN: Sustituir a Higinio Vélez, 1er paso de la “fase recuperativa”

Por Boris Luis Cabrera    A los amantes del béisbol e incluso a la mayoría de los cubanos aunque no sigan este deporte, les duele mucho ver como este ha ido cediendo espacio y ha ido perdiendo su rango ganado durante tantos años de existencia.    Un bajón de calidad en su campeonato nacional, el […]

Por Boris Luis Cabrera

   A los amantes del béisbol e incluso a la mayoría de los cubanos aunque no sigan este deporte, les duele mucho ver como este ha ido cediendo espacio y ha ido perdiendo su rango ganado durante tantos años de existencia.

   Un bajón de calidad en su campeonato nacional, el desarraigo en las nuevas generaciones y una pérdida de jerarquías en torneos internacionales, son golpes muy duros para el deporte nacional de cualquier país, parte intangible de su cultura y de su misma historia como nación.

   Las causas son muchas. La crisis económica golpea desde los cimientos mismos a la pirámide deportiva que tan bien estructurada estuvo durante muchos años.

Bajos salarios de profesores y técnicos en todos los niveles, mala calidad de los terrenos, falta de recursos e implementos deportivos, la ausencia de un mercado de artículos para los aficionados, atraso en la aplicación de la ciencia y la técnica,  abandono de las glorias deportivas, poca divulgación de la historia del béisbol cubano, ausencia de un Salón de la Fama, poco apoyo de la televisión nacional al no divulgar con eficiencia la labor de los cubanos que juegan en otras ligas, un marketing efectivo de otros deportes como el fútbol y una emigración a veces masiva de peloteros, incluso desde las categorías inferiores; son solo algunas que me vienen rápido a la mente.

   La Dirección Nacional de Béisbol se ha trazado una estrategia para revertir esto, aunque es bueno aclarar que para que eso ocurra necesitará del apoyo del gobierno y de otras instituciones.

   A partir de la llamada consulta popular (criticadas por algunos por la forma en que fue implementada) comenzó el plan que ya ha venido dando algunos resultados, gracias en parte a la gestión del nuevo comisionado Ernesto Reynoso.

   Una mejor organización en la Serie Nacional con una nueva estructura y nuevas reglamentaciones, el seguimiento a los prospectos con la creación del llamado Centro de Talentos, el regreso del béisbol como motivo de clase en la enseñanza primaria, y el comienzo de un plan para convocar a la selección nacional a jugadores cubanos que se desempeñan en Ligas profesionales; apenas son pequeños pasos de avance para un deporte nacional en crisis y golpeado desde todos los puntos cardinales.

   Pero todo este trabajo que intenta hacer la nueva dirección del béisbol necesita algo más, un golpe psicológico que alcance con su onda expansiva a todos, una movida espectacular que deje el camino limpio y acabe con la lógica incredulidad de los aficionados en esta “fase recuperativa”, cansados de promesas y verborreas.

   El próximo mes de julio se harán elecciones en todas las Federaciones deportivas en el país y los amantes de nuestro deporte nacional siguen haciéndose la misma pregunta: ¿por qué no hay elecciones para elegir al Presidente de la Federación Cubana de Béisbol?

   En medio de esta cruzada por levantar este deporte, una acción efectiva que ayudaría a ganar la confianza (perdida) de los aficionados, sería la elección (o designación) de un nuevo presidente de esta institución, algo que según algunas fuentes debe suceder en esta oportunidad.

   Sin entrar en detalles de la gestión que el señor Higinio Vélez haya podido tener al frente de ella, ya son muchos años en ese cargo y la misma dialéctica de la vida pide a gritos un cambio, como lo han pedido los aficionados.

   Con el mayor respeto, es hora ya de darle una prueba fehaciente al pueblo de la voluntad de cambios. Hay que ganar la confianza de los aficionados en este proceso y buscar apoyo de las masas para el proceso de rescate de nuestro pasatiempo nacional.

   Por otro lado, es un momento idóneo para encontrar un presidente con ideas novedosas que interprete este deporte desde otros ángulos y le dé una imagen nueva a la cara golpeada de nuestro pasatiempo por excelencia.

   Esta batalla apenas comienza. El terreno está humeante y cubierto de cenizas después de bombas de errores y problemas. Hay que barrer los escombros con calma y volver a sembrar semillas a mano, poco a poco y paso por paso. No hay otra solución. Nos vemos en el estadio.

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