La pelota cubana es rica en historia, tradición y atletas de alta calidad; a pesar de que a partir de 1962 una nueva era comenzó, para muchos desastrosa, para otros representativa de la mejor etapa de este deporte en la isla; lo cierto es que no importa el momento, el béisbol forma parte de la cultura, la idiosincrasia y las más arraigadas tradiciones de la cubanía.
Hoy quiero enmarcarme en el periodo a partir de 1962, año en el que dieron inicio las Series Nacionales y comenzó la llamada «pelota libre», aunque ese término también es bastante discutible. Durante 60 campeonatos previos al que en este momento se desarrollan, se han implantado disímiles récords, muchos de ellos muy difíciles de alcanzar, otros llamados irrompibles y un grupo, como los que hoy les traigo, realmente inigualables, dadas las actuales características del béisbol en la mayor de las Antillas.
Primero, es importante aclarar por qué usamos el término de inigualable y no irrompible, y es que existen un grupo de plusmarcas que si bien son imposibles de romper; cabe la posibilidad de que puedas ser igualadas en cualquier momento. Por ejemplo tenemos los dos fly de sacrificio en una entrada de José García en 1973, los dos Grand Slam en una entrada de Alexeis «El Tato» Bell en 2009 o los dos no hit no run consecutivos de Aquino Abreu en una fecha tan lejana como 1966. En todos esos casos, si bien es muy difícil de lograr, no creo que resulte imposible, aunque si caerían en la categoría de «irrompibles». En esa misma línea tenemos los cuatro jonrones en un partido de Leonel Moa, Alberto Díaz y Omar Linares.
Ahora, existen varios récords que con una estructura cercana a los 130 o 150 partidos pudieran romperse; aunque en este minuto no se prevé un torneo así, con los continuos cambios en nuestro campeonato élite no se puede descartar esa posibilidad. En ese caso tenemos:
- 55 Bases Robadas de Enrique Díaz en 1993
- 20 victorias de José Ibar en 1999
- 13 triples de Wilfredo Sánchez en 1969
- 111 carreras impulsadas de Alexeis Bell en 2008
Existe otro grupo de marcas realmente espectaculares, pero que con la calidad actual de la Serie Nacional, bien pudieran igualarse o romperse. En ese grupo quiero mencionar a:
- Los 500 de promedio de bateo de Yulieski Gurriel en 2016
- Las 11 bases robadas permitidas por el receptor Pedro Palacios en un juego en 1979
- Los 21 imparables permitidos en un juego por Alfredo Fonseca en la Copa Revolución de 1996.
- Los 8 lanzadores utilizados en una misma entrada por Citricultores contra La Habana en 1987
- Las 53 carreras permitidas en el choque entre Villa Clara y Las Tunas el 14 de enero de 1995, que terminó con pizarra de 38 por 15 favorable a los naranjas
Antes de comenzar con mi top 10 quiero hacer algunas menciones, pues sería completamente injusto no tenerlos en cuenta, al considerarlos, igualmente, casi imposibles de alcanzar:
Mi primera mención es para la cadena de 46 y un tercio de innings sin permitir carreras. Una marca que parece imposible de igualar y que fuera lograda en el año 1978 por Maximiliano Gutiérrez, lanzador pinareño que vestía la franela de los Vegueros. La segunda es para la racha de 14 imparables consecutivos del granmense Ibrahim Fuentes en 1989; cifra que parece de otra galaxia.
Si de ponches se trata, voy a mencionar dos récords en uno; los diez ponches consecutivos en un juego de Manuel Hurtado, allá por el lejano año 1970 ante el conjunto de Matanzas y los 22 en un mismo desafío del zurdo pinareño Faustino Corrales ante Holguín el 20 de Diciembre del 2000; dos plusmarcas que parecen imposibles de alcanzar.
De igual manera sería injusto no mencionar los tres no hit no run en temporadas consecutivas de Juan Pérez Pérez en 1973, 1974 y 1975 y las frecuencias de un ponche cada 47.28 comparecencias al bate de Urbano González (68 en 3215 ) y de 1.37 boletos por juegos de nueve entradas del camagüeyano Luis Campillo; sin dudas no se ve en el futuro cercano alguien que llegue a esos números.
La última mención es para el tunero Osmani Urrutia, quien ganó 5 campeonatos de bateo consecutivos del 2001 al 2005, con promedios intergalácticos de 431, 408, 421, 469 y 385, en ese orden. Irónicamente Urrutia tuvo un súper año en el 2006 con average de 425, pero Michel Enríquez (ISJ) fue el líder con 447. En el 2007 Urrutia retomó su título y volvió a ser campeón de bateo con 371. Nada, que se fue de 7-6 en campeonatos de bateo del 2001 al 2007; además de eslabonar cuatro consecutivos por encima de 400; algo que no parece real.
Ahora sí; dadas las menciones y los reconocimientos previos, les voy a presentar mi top 10 de récords inigualables en las Series Nacionales:
En el puesto 10 sitúo a los tres juegos iniciados consecutivos en postemporada de Lázaro de la Torre en la Serie 40 (2000-2001). Una cifra que en el béisbol moderno parece no tener cabida; además de que requiere un valor, coraje y entrega que no todos poseen y es cada vez menos común en estos días.
En el noveno puesto sitúo a los tres lanzadores han tirado 20 entradas en un partido, récord que va a quedar para la posteridad de manera indiscutible. En la Selectiva de 1984 el villaclareño Mario Veliz y el tunero Félix Núñez se enredaron en un duelo que se extendió por 20 entradas; para ser los primeros en esta categoría.
Tres años más tarde, en la Serie Nacional de 1987, Roberto Domínguez lanzó de relevo por Henequeneros por igual cantidad de capítulos frente a Industriales, el relevo más largo de las Series Nacionales. Para que un lanzador en la actualidad logre lanzar esa cantidad de entradas tendría que trabajar, como promedio, a seis lanzamientos por innings, algo realmente imposible.
Para el octavo lugar elijo los récords de PCL tanto de por vida, 1.48 de José Antonio Huelga, como para una temporada, 0.37 de Ihosvani Gallegos en 1972 (72 innings y un tercio, con solo tres limpias permitidas). Con la calidad del pitcheo actual no veo posible que estas marcas corran ningún tipo de peligro.
En el séptimo escaño sitúo las 27 victorias consecutivas de Mineros en 1972 y en el sexto las 34 derrotas en línea de Holguín en el 2006. Los considero en la categoría de inigualables debido a la tendencia a la paridad entre los equipos de la Serie Nacional por lo que semejantes rachas, ya sean positivas y negativas, serán cada vez menos frecuentes.
Entrando en el top 5 tenemos los 263 ponches en una temporada de Maels Rodríguez, cifra que aunque se instaure una temporada de 162 partidos, como en las Grandes Ligas, no veo que sea alcanzable para ningún lanzador que trabaje a este nivel. Por esa misma razón ubico en el cuarto lugar los 2509 ponches en la carrera de Rogelio García, pues dado que los lanzadores de calidad no permanecen muchos años jugando en la isla, no veo posible que alguien siquiera se acerque a semejante registro.
En el tercer lugar sitúo a Orestes Kindelán con par de récords que están situados en el mismo pedestal; los 487 cuadrangulares y las 1511 carreras impulsadas alcanzadas por el Tambor Mayor durante sus 21 Series Nacionales. No sólo el uso de la madera hacen inalcanzables estos récords, también la mencionada poca permanencia de las principales figuras en la Liga; pues hombres como José Dariel Abreu, Yulieski Gurriel, Yoenis Céspedes y Alfredo Despaigne hubieran podido alcanzar estas marcas; pero la lógica indica que esto jamás va a ocurrir.
Para el segundo puesto dejo las 230.1 entradas lanzadas del desaparecido Emilio Salgado en 1969. Imaginen que desde esa fecha hasta nuestros días; nadie ha tirado 200 entradas en una sola temporada. Finalmente, en la posición de honor, pongo los 20 juegos completos de Roberto Valdez, de Mineros y el propio Emilio Salgado, de Vegueros, en la Serie Nacional de 1969. Una cifra que, dada las limitaciones en el uso de los lanzadores, será realmente imposible de alcanzar, no importa la cantidad de juegos que tenga la estructura de la Serie.
Puede que no estén de acuerdo con este top ten, pero eso es lo bello del béisbol, que siempre genera polémica; y estoy seguro que ustedes, todos, tendrán sus propios récords inigualables. Si es así; déjenme su criterio y su selección en los comentarios; la historia de las series nacionales es lo suficientemente basta y rica para que otros también se pueden incorporar a este listado.