Por Ernesto Amaya
Por estos días circula en la red una entrevista que ofreció Pedro Luis Lazo y las reacciones no se han hecho esperar. Declaraciones bastante polémicas en torno a su llegada a Camagüey como entrenador de picheo de la selección que comanda Miguel Borroto, ponen a pensar a más de uno.
Lazo declaró a CubaLite que: «Pedro Luis Lazo: “Me fui de Pinar del Río porque allá no me querían”
¿Que no lo quieren?, lo dudo. Pinar del Río ama a Lazo como a uno de sus más encumbrados héroes, aquí nadie olvida lo que aportó y las glorias de las que aún nos sentimos orgullosos.
Su imagen está plasmada en cualquier gigantografía de la ciudad, el mismo estadio Capitán San Luis tiene una torre dedicada a su figura y muchos portan con orgullo una camiseta con el 99 en la espalda.
Quizás no sea el más adecuado para escribir sobre el tema por motivos laborales, pero como aficionado hablo en nombre del pueblo, que somos todos, y me atrevo a asegurar que Lazo es y será un ídolo en Vueltabajo, lástima que sienta que lo apartaron.
Su estancia como director debutante en el evento deportivo más grande de Cuba, quizás no fue como él esperaba, eso es sabido, pero mejor una retirada a tiempo que perder la guerra. La vida ofrece revanchas y segundas oportunidades. No es justo crearse un criterio infundado y que no existe.
Inconformidades siempre van a existir y más en el béisbol; este es un deporte en el que si no ganas, estás mal: la mentalidad del fanático no admite medias tintas. Grandes del panorama han sufrido en carne propia el sabor de la derrota: Jorge Fuentes, Alfonso Urquiola, Rey Vicente Anglada, José Miguel Pineda, es una lista interminable y se han resignado a temporadas en el “olvido”.
Mañana “El Rascacielos de Cuba” regresará al Capitán San Luis, le pedirán fotos, lo aplaudirán y hasta volverá a sentirse en casa, como siempre fue, en el deporte existe memoria corta. Para el pinareño, Lazo es familia, amigo y un patrón a seguir. Ojalá él sienta lo mismo.