Por Jesús Pérez Vichot (Chuchi)
El potencial que posee «El misil cubano» no ha mermado, sigue siendo uno de los relevistas más dominantes del béisbol.
Aunque no está cumpliendo el mismo rol de cerrador como en años anteriores, el cubano Aroldis Chapman está demostrando que puede ser una pesadilla para los bateadores contrarios en cualquier momento o situación del juego.
Después de un año inestable (2022) con los Yankees (4-4, 4.46), esta campaña vistiendo el uniforme de Kansas City Royals ha estado a su altura habitual.
Chapman en 25 encuentros (seis finalizados) y 23.1 solamente ha permitido 15 imparables, con 15 boletos y 41 rivales abanicados. Además, acumula dos juegos salvados, siete holds, un WHIP de 1.286 y los oponentes le batean para un anémico promedio de .183.
Estos números son muy similares a los que ha logrado como promedio por temporada en su carrera.
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Entre los pitchers que han trabajado como relevista al menos el 80% de los juegos y con un mínimo de 25 apariciones esta campaña, Chapman se ubica en el cuarto puesto y no ha permitido cuadrangular esta contienda.
De por vida Chapman exhibe números impresionantes: marca de 45-37, efectividad de 2.48, con 317 rescates (3ro entre los activos) y WHIP de 1.076. Le batean para .165, permitiendo 5.2 hits y ponchando a 14.7 contrarios por cada nueve innings de labor.
Este año Chapman ha exhibido promedios de velocidad en sus envíos de: sinker (101.5), recta rápida de cuatro costuras (99.5 mph), Split Finger (90.0 mph) y slider (88.2 mph).
En la presente contienda alcanzó un inning perfecto con tres abanicados por 86ta vez en su carrera (segundo desde 2010, superado solamente por Craig Kimbrel 104). Chapman es un fenómeno y a sus 35 años todavía tiene mucho que aportar desde el montículo.