Por Daniel De Malas Andreu
Ya es hora de descansar…fueron las palabras de Yosvani Torres que los medios cubanos divulgaban este jueves y donde anunciaba su despedida del béisbol activo. Su último partido no fue vistiendo de verde, ni en el San Luis. La decisión se hizo pública días después de haber levantado su tercer título en la pelota cubana, en esta ocasión como refuerzo.
Fue en el mitin del 6to partido de la final de la pelota cubana cuando Yosvani Torres se dirigió a sus compañeros y le anunció su decisión de retirarse, son esos los momentos en que las palabras tienen mayor trascendencia y toman mayor vuelo, la circunstancias muchas veces engrandecen las decisiones.
Días después se hace público, a sus casi 40 años ya siente que es el momento de descansar, de tomarse un receso para luego regresar como entrenador.
Su andar por la pelota cubana comenzó en la Serie Nacional número 44 con 24 años, en ese camino alcanzó tres títulos nacionales, el aquel inolvidable de la serie 50, fue protagonista en el partido final de la Serie del Caribe de 2014, el mismo año en que recibía el escudo pinareño y era seleccionado como mejor atleta masculino en deportes colectivos en la provincia, reconocimiento que repitió en el 2015.
Del brazo de Torres llegaron los últimos logros del béisbol pinareño convirtiéndolo en otro de los símbolos del montículo, en una tierra donde los nombres en esa posición han sido abundantes.
Sin esa recta poderosa supo imponerse y ganar en una pelota donde los lanzadores veloces son idolatrados hasta el cansancio, Torres se mantuvo con esa maña e inteligencia que por algunos años lo convirtieron en el mejor lanzador en Cuba.
Su mejor temporada fue en la número 53 cuando logró 15 victorias, tuvo un promedio de carreras limpias de 1,78 y los oponentes le batearon para 232, en ese mismo año fue seleccionado como el Jugador más Valioso, en la etapa regular.
Su paso por la selección nacional llegó de manera tardía, nadie olvida el 2011 en que no fue llamado para el Mundial de Panamá ni a los Juegos Panamericanos de Guadalajara, dolió más porque fue en la etapa en que alguien de la misma tierra como Alfonso Urquiola dirigía el equipo Cuba.
En aquella temporada Yosvani Torres había establecido marca de 6 victorias en playoff luego de haber ganado 10 partidos en la etapa regular.
Anduvo siempre con su número 56 en la espalda, menos en la estancia en Holguín durante su segunda Serie Nacional.
Muchas veces se corrió el rumor de su paso a los Industriales, y dejó algo claro sobre ese tema en una entrevista: Pinar merece todo lo que pueda hacer.
No dijo el adiós en su tierra y a lo mejor a alguien se le ocurra algún reproche y se aparezca con conclusiones vagas.
Yosvani Torres se va bañado de oro, del que menos ha sido protagonista al menos en el terreno, porque los números no pueden mostrarnos todavía lo que marcaron esas palabras en el último mitin a esa generación de Matanzas antes de iniciar aquel histórico 6to juego: Están viviendo una experiencia única que tal vez no se vuelva a repetir, la vida los llevó hasta ahí y no pueden quedar mal con la afición.
Cada despedida de un grande deja esa sensación de desorientación y el ¿ahora qué?