Cuando se habla de los mejores torpederos cubanos que han pasado por la MLB, los debates suelen omitir el nombre de Yunel Escobar. Definitivamente, una omisión que habla de olvido, ignorancia o ambas cosas.
Los recuerdos más lejanos que tengo de él datan de hace más de 20 años. Él, entonces un muchacho, jugaba para Industriales, y yo pasaba alguna que otra vez por el dugout del equipo para hacer mi trabajo periodístico.
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Varias veces comenté con mis colegas que Yunel Escobar, a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos, no parecía un producto del Período Especial. Tenía la pinta de pelotero de la cual carecían muchos jugadores de su generación, y él (que estaba al tanto de eso) no se escondía para decir que su talento valía millones.
Cosa que era absolutamente cierta, como después se comprobó. Pero en el tiempo que jugó con los Azules le costó Dios y ayuda abrirse paso, en parte porque la competencia era espinosa, pero también debido a la personalidad sanguínea que le tocó traer al mundo.
Su carácter no conectó con el de Rey Vicente Anglada, a la sazón mentor de Industriales, y peloteros de condiciones inferiores a las suyas (Abdel Quintana, por ejemplo) encontraron un camino más expedito para ganarse los galones de la titularidad.
Muchos presagiaron que no, pero Yunel Escobar llegó a la MLB
Así, Yunel Escobar apenas pudo lucir como torpedero en Cuba, y en la memoria de no pocos fanáticos queda la imagen del improvisado jardinero izquierdo que fue antes de echarse al mar en 2004, con la MLB como destino principal.
Pasó un tiempo, y los agoreros del desastre se llenaron la boca diciendo “lo sabía, ‘El Gambao’ no va a llegar a Grandes Ligas”. Pero he aquí que en 2007 Atlanta Braves lo llamó a filas, y Yunel Escobar se vio compartiendo clubhouse con personajes como Chipper y Andruw Jones, Mark Teixeira, Julio Franco y John Smoltz.
Allí fue donde empezó su historia grande, y después le agregó nuevos capítulos en Toronto Blue Jays, Tampa Bay Rays, Washington Nationals y Los Angeles Angels. Prácticamente todo el tiempo como titular, y casi siempre (excepción hecha de los últimos 3 años) en las paradas cortas.
De ese modo se hizo un hueco en la élite de la posición entre cubanos. Alardeaba de brazo hasta el punto de regalarle pasos a los corredores, y en más de 4 mil lances promedió un excelente .977, con un factor de rango de 4.16 que resultó de los mejores de MLB para la época.
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En Youtube hay montones de imágenes que pueden dar fe de sus capacidades con el guante. Pero ojo, que bateando también supo darse a respetar: su average de .282 no dejará que mienta. A día de hoy, los 1501 indiscutibles que pegó son la duodécima mayor cifra de los peloteros cubanos que han pasado por la MLB.
¿Controvertido? Sí. ¿Problemático? A ratos. Pero estelar full time. A fuerza de regularidad en el rendimiento, Yunel Escobar se ganó plenos derechos a que se le mencione cada vez que alguien saque a relucir la relación de los mejores torpederos que ha mandado esta isla al mejor béisbol del mundo. De eso que no le quepa duda a nadie.
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