Adiós al primer tunero con 100 victorias en Series Nacionales: Gregorio Pérez “Mano negra”

Por Robiel Vega

Otra gloria nos abandona, apenas esta fresca la noticia de la partida del gran Cheíto y este lunes supimos de otra dolorosa pérdida para el béisbol cubano, un estelar del box de los años 60 y 70: Gregorio Pérez, más conocido por la afición por el mote con que lo bautizara otro inmortal del Béisbol, el gran Bobby Salamanca, “Mano Negra”, ha muerto en su tierra natal.

Oriundo de Guayabal, actual municipio Amancio Rodríguez en Las Tunas (Antigua Provincia de Camagüey), el 28 de noviembre de 1941. Se inició jugando “Béisbol de Manigua” en los terrenos de su natal Guayabal y lo hacía como jardinero y torpedero, hasta que, de manera organizada, con el equipo Madereros, comenzó su andar por los montículos de este país.

Su debut en Series Nacionales llegó en la IV Serie Nacional (1964-1965), con el conjunto Granjeros, en aquel año lograría balance de dos victorias y una derrota con excelente PCL de 2.65. Como dato curioso, no permitió jonrones en las 37.1 entradas que lanzó, en las que enfrentó a 156 bateadores.

El 26 de diciembre de 1965, durante la V Serie Nacional, lanza el juego inaugural del Estadio Cándido González en Camagüey, celebrado entre los equipos Industriales y Granjeros, con triunfo para los locales, 5×1. Lo curioso de la anécdota es que, según sus propias palabras, lanzó el partido bajo una resaca infernal.

Desde los inicios presentó credenciales en el montículo, apoyándose en una velocidad cercana a las 90 millas, eficaces envíos de rompimiento en la zona baja y un control de lujo. Integró el equipo nacional en 1970 a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Panamá, en los que se corona como campeón del evento y logrando una marca impresionante: en un partido donde lanzó 77 envíos para el plato, apenas nueve fueron por fuera de la zona de strike, algo que roza lo inverosímil.

Era un lanzador de todos los días, acostumbrado a pedir la bola con muy poco descanso; en una ocasión, incluso, llegó a lanzar cuatro partidos en seis días

A partir de 1971 por cambios en la estructura político-administrativa del país, integra los equipos de la región oriental; Oriente, Mineros, Cafetaleros. En 1972 realizó una gira con una selección cubana por Panamá y más tarde lo hace con una de la zona oriental a México, jugando en Mérida y Yucatán.

En 1975 integró el equipo Orientales, ganador del título en la primera Serie Selectiva, bajo la dirección de José “Pepín” Carrillo, siendo Gregorio pieza clave, al coronarse líder en PCL del torneo con 1.04, permitiendo apenas 13 limpias en 112.2. Un año después, estuvo muy cerca de repetir la hazaña, pero un inconmensurable Omar Carrero, en la mejor temporada de su vida, lo impidió.

Gregorio tuvo la oportunidad de lanzar, luego de 1977, en Santiago o en La Habana, pero por un pedido de la “Comisión Nacional” fue enviado a reforzar al joven y endeble elenco tunero, con el cual vio muy afectado, sobre todo, su balance de victorias y derrotas. A pesar de eso, fue vistiendo esa franela, que arribó a su victoria número 100, convirtiéndose en el primer tunero en alcanzar dicha cifra en Series Nacionales.

Foto: Oreidis Pimentel

Se mantuvo como jugador activo hasta la temporada de 1980-1981, año en el cual, de manera injusta e inexplicable, no fue llamado a la nómina tunera, aun cuando estaba en plenitud de forma, a pesar de sus 40 años cumplidos.

Entre los principales lideratos individuales que alcanzó, están:

  • Juegos Completos 1975 con 8 representando a Cafetaleros.
  • Juegos Ganados 1970 con 12 representando a Granjeros

En las 16 Series Nacionales en las que intervino, logró el noveno mejor promedio de efectividad en Series Nacionales con 2.18 carreras limpias por juego y propinó además 976 ponches, bien cerca del millar. Su balance de victorias y derrotas podría calificarse de discreto (110-107), pero hay que tener en cuenta que muchas veces acompañó a equipos perdedores con los cuales le costaba mucho concretar las victorias, muestra de ello son sus 112 juegos completos en 215 aperturas (52.1 %), su WHIP de 1.11 y el average y OBP contrarios; 240 y 281 respectivamente, aun así, su balance de victorias y derrotas fue casi del 50 %.

Otro elemento importante de su picheo fue su control, regalando apenas 363 boletos (75 de ellos intencionales) en 1792.2  innings para promedio de apenas 1.82 por cada nueve entradas, sencillamente espectacular. El Slugging contrario fue de un anémico 304, permitió apenas 61 jonrones para promedio de 1 cada 119 bateadores que enfrentaba. De sus 110 victorias, 26 (23.6%) de ellas fueron por la vía de los nueve ceros, participando además en otras siete lechadas, ratificando la idea de que para ganar, tenía que salir a no permitir carreras.

Gregorio se retiró oficialmente en 1982, dedicándose a la labor de entrenador de pitcheo, primeramente en el Estadio Julio Antonio Mella y luego en el centro de entrenamiento José Octavio Bello González, de la capital tunera. En 1998 integró la delegación que acompañó al equipo cubano de béisbol al juego frente al equipo de Grandes Ligas, Orioles de Baltimore, celebrado en esa ciudad estadounidense y años más tarde estuvo de colaborador en Venezuela.

El mote de “Mano Negra”, cuya autoría es del gran Bobby, tuvo un motivo muy peculiar, y era que, según las propias palabras de Gregorio, él era lo que se llama “Un Negro Parejo”, pues normalmente las personas de su color tienen blanca las manos, en su caso, la negritud, para su orgullo, era en todo su cuerpo.

Gregorio fue sin duda uno de los mejores lanzadores de su tiempo, aunque el fatalismo geográfico muchas veces lo golpeó a la hora de hacer equipos nacionales. Sus números no mienten, entre tantos monticulistas ilustres en aquellos años iniciales de nuestras Series Nacionales, “La Mano Negra” se codeaba de tú por tú con cualquiera.

Honor y Gloria Eterna a este grande no tan recordado. EPD Gregorio Pérez.

Por hoy es todo, así que sin más, nos vemos en la próxima.

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