Por Yasel Porto
El estelar voleibolista cubano ya retirado Alaín Roca ha tenido múltiples días y momentos significativos de su existencia. Pero está claro que desde ahora el 10 de julio será parte de uno de los más importantes aunque en el orden negativo por desgracia.
Y es que este domingo el multicampeón dentro y fuera de Cuba en su deporte perdió a una de las piezas claves en su vida, su padre, quien fue además una figura destacada del deporte en la mayor isla caribeña.
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Juan Roca Brunet (nació en Cienfuegos en 1950) formó parte de la mejor generación del baloncesto masculino cubano, la cual consiguió la única medalla en Juegos Olímpicos luego de dar el adelanto en los Panamericanos de Cali en los que concluyeron terceros.
Fue en la cita de Munich 1972 en la que la victoria 66-65 frente a Italia propició el metal bronceado que figura como el resultado más trascendental de esta disciplina en Cuba. Los otros triunfos fueron contra Egipto, España, Checoslovaquia, Australia, Japón y Brasil.
Aquel certamen fue ganado por la entonces Unión Soviética tras un encuentro por el oro sumamente polémico frente a los Estados Unidos, catalogado como el final más disputado en la historia de este deporte en cualquier competición al más alto nivel internacional.
Cuba perdió en el cruce contra la URSS precisamente, aunque por apenas seis cartones (67-61), y en la fase de grupos encajaron el otro fracaso de la competencia frente al poderoso elenco estadounidense.
Dentro de aquella mítica selección antillana dirigida por Carmelo Ortega había nombres que traspasaron su época y hoy aparecen en la élite histórica del basket en la ínsula caribeña como Pedro Chappé, Ruberto Herrera o Alejandro Urgellés, entre otros.
El resto del equipo estaba compuesto por José M. Álvarez, Miguelito Calderón, Rafael Cañizares, Juan Domecq, Tomás Herrera Martínez, Conrado Pérez, Franklin Standard, Oscar Varona y el recientemente desaparecido Juan Roca, quien estuvo por 13 años en la élite. Todo un mérito si tenemos en cuenta el altísimo nivel de aquellos tiempos.
Roca se licenció en Derecho y en Ciencias de la Cultura Física y el Deporte. Después de su retiro trabajó como asesor jurídico en la UCCFD Manuel Fajardo y como profesor de baloncesto en la misma Universidad. Aunque se retiró hace algunos años, se mantuvo activo como asesor jurídico de la Comisión Nacional de Atención Atletas.
En el año 1989 logró recuperarse de un tumor en los ganglios linfáticos del estómago. A pesar de ser pronosticado con una semana de vida, logró evadir la muerte, según me cuenta su hijo.
En el último decenio había padecido de la presión y circulación, y hace dos meses ya se había complicado, con otra recaída esta última semana que concluyó en el Hospital Nacional de Altahabana, Boyeros.
Allí sufrió un paro cerebro-vascular y durante los chequeos detectaron sus pulmones igualmente débiles con una complicación de neumonía que se sumó al cuadro clínico. Entre emergencias, terapia intensiva y cortos momentos de estabilidad, no respondió al tratamiento. Declararon el fallecimiento durante la tarde del sábado 9 de Julio.
El deceso del padre de Alaín no solo conmocionó a la familia, sino a muchos amigos, deportistas y seguidores de aquella etapa dorada del basket cubano.
«Me cuesta en estos momentos poder hablar dada la circunstancia. Recibo tus condolencias con pesar y aflicción, pero también con mucha fortaleza. Gracias por compartir tu pésame y preocupación conmigo, pues significa mucho para mí. Que te llegue mi más sincero y noble agradecimiento», fueron las palabras de su hijo luego de enviarle mi pésame al enterarme de la desgracia.
Además del popular y destacado jugador de voleibol, la familia de Juan cuenta con otro componente importante dentro del mundo deportivo como su viuda Mayté Borrero, figura relevante también del baloncesto cubano.