Por Yasel Porto
Con este comentario no pretendo cambiar ciertas realidades, aún cuando han intentado borrarse por algunos apasionados, exigentes o hipercríticos.
Por eso creo oportuno y sobre todo, bastante justo a mi criterio, dedicarle un aparte al pelotero cubano más cuestionado y menos reconocido de los que acaban de coronarse en la Serie Mundial 2022. Lógico que me refiero al versátil jugador de 32 años de edad Aledmys Díaz.
Como dije al inicio, ni yo ni nadie puede negar que la postemporada para el villaclareño fue negativa en su rendimiento (un hit en 22 turnos entre Mariners, Yankees y Phillies). Ni busco que la gente diga que su aporte a la causa de Houston está a la altura de Yordan Álvarez y Yulieski Gurriel.
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Pero lo que sí creo es que se ha sido demasiado duro con determinadas críticas por un lado, y olvidos por el otro. Y aunque no se trata de una gran mayoría sí he leído de todo un poco incluido comentarios que han llegado al irrespeto total.
Mi mensaje va dirigido básicamente a nosotros mismos, los cubanos. No hablo con los fanáticos de los Astros de otras nacionalidades.
En un béisbol sumamente exigente y competitivo (el número uno del mundo) el solo hecho de jugar un partido es meritorio. Dígame usted 587 durante 7 temporadas.
Aledmys debutó con los Cardenales en 2016 como torpedero, y desde su mismo comienzo evidenció sus habilidades para jugar en casi cualquier posición del campo. Y eso se dice fácil, igual que pretenderlo. Demostrarlo en las Grandes Ligas ya es una historia distinta por completo. Mire a ver cuántos han durado tanto como utility y sobre todo en equipos de tanta calidad.
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Ese mismo año de estreno llegó al Juego de Estrellas y solo una lesión posteriormente le frenó quién sabe cuántas cosas.
A los Astros llegó en el 2019 desde Toronto convertido en uno de los mejores comodines del béisbol. Y con una franquicia de primera, con cuatro Series Mundiales y dos títulos absolutos, ha sido capaz de mantenerse por lo necesario que ha sido ahí.
La función de Aledmys no fue ni será dar 30 jonrones, impulsar 100 o batear .300. Tampoco llevarse un guante de oro, ir a un Juego de Estrellas (aún cuando estuvo en el de 2016) y ser titular los 162 partidos.
Pero tener temporadas con 18, 17 o hasta 12 cuadrangulares como este año, o picos de impulsadas de 65 y 55, tampoco es para tirar a la basura. Muchos menos una defensa que salvo el campo corto (.969) supera los .980 de average en el resto de las posiciones (.978 en el global de por vida).
Como sus totales en empujadas (269), dobles (120), OPS (.763) y jonrones (74) que si bien no son estelares no creo que lo sitúen como uno más del montón.
Mas su mérito no está en estadísticas sino en estar donde ha hecho falta y cumplir con efectividad la mayor parte del tiempo. Ya sea con el guante o con el bate.
Moverse por el infield y los jardines, y también en el lineup. Abrir de titular o salir de emergente cuando se necesite. Y eso no lo hace cualquiera porque para eso también hay que prepararse en lo físico y sobre todo psicológicamente.
Este 2022 jugó cinco posiciones diferentes, más la plaza de designado. De los 92 partidos, en un tercio de ellos impulsó carrera y en más de la mitad entró en circulación. Sin contar que en el mejor momento de la campaña la salud le jugó una mala pasada y marginó un rendimiento.
Pero además de todo esto que he comentado sobre la utilidad de Aledmys dentro de esta franquicia y en su paso por las Grandes Ligas hay un aspecto esencial que por desgracia se mantiene como asignatura suspensa para nosotros los cubanos.
Y es que por encima de todo Aledmys es también de Cuba, que no quiere decir que por eso no se pueda criticar nada de él ni de cada compatriota que nos representa en cualquier parte de este mundo.
Pero una cosa es ocultar la verdad, y otra bien distinta es aprovecharse de ella para destruir la imagen de alguien que se ganó un respeto a base de entrega y talento. Enfocado siempre en su deporte, en su trabajo, gracias a lo cual ha sido capaz de mantenere por tanto tiempo en un lugar donde no regalan nada.
Está claro que del pasado no se puede vivir, ni siquiera del más reciente. Pero en la vida poner siempre las cosas en una balanza nos ayudará siempre a ser más justos. Insisto, no para tapar lo negativo, solo para ser más cuidadosos cuando se trata de alguien como el protagonista de mi escrito.
La verdad está para decirse, pero la ética también debiera formar parte de nuestra filosofía cuando se es merecedor de ella. Por desgracia las redes sociales cada día se desvían más de ese camino.
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Es muy cómodo «atacar» desde un teléfono o una computadora, no solo por no tener a la persona delante, sino porque estoy convencido que la mayoría de los que así hacen ellos no tienen que pasar por lo mismo la infinidad de veces que hacen mal las cosas. Porque todos en esta vida fallamos y bastante.
Si los cubanos no apoyamos a nuestra gente cuando más lo necesita, ¿quién lo va a hacer? Y uno de los ejemplos más recientes fue el duro cuetionamiento que recibió tras coger el pelotazo en el juego 1 de la Serie Mundial, en un momento donde él sabía que su estado de forma estaba lejos de ser el mejor.
Una situación en la que estaban la mayoría de los bateadores de los Astros, incluidos los mismísimos Trey Mancini o José Altuve. Así como todos los jugadores de reemplazo.
Está claro, como digo siempre, que todos tenemos el derecho de opinar lo que querramos. Pero también estamos en el deber de respetar a los demás, especialmente cuando hay muchas razones para hacerlo.
No veo el mismo fenómeno con otros país. Los mexicanos respaldan hasta el delirio a todo el deportista que huela a México, así sea un «bulto». En Dominicana hasta los que nacieron en otro país pero con sangre quisqueyana son venerados hasta en las peores (Manny Machado, Alex Rodríguez, Vladimir Guerrero). Y así sucesivamente.
Estoy convencido que si el versátil cubano hubiera nacido en México, Santo Domingo, Puerto Rico, Venezuela o Colombia, tendría un 50 % menos de dureza en las críticas, y un 50 % más en resaltar la parte positiva de todo.
No he visto a ningún hondureño decir que Mauricio Dubón fue banco todo el tiempo en los Astros. Al contrario, sin ser un país con tradición todos viven orgullosos de tener a su primer campeón de Serie Mundial.
Yo no sé si este comentario lo leerá o no Aledmys. El objetivo no es su lectura y satisfacción con su esencia, sino que seamos un poco más justos con esos que son tan cubanos como nosotros. Y gracias a los cuales, todavía podemos sentirnos orgullosos del béisbol cubano por ser prácticamente la única luz en un túnel lleno de sombras.
Para mí y sé que para unos cuantos más, Aledmys Díaz es un pelotero que está en la historia del béisbol cubano. Por haber sido uno de los utility más importantes que hemos tenido en Grandes Ligas, por su anillo, por lo que le alcanzó hacer en Cuba y por muchas otras cosas deportivas y extradeportivas.
Mis respetos para este otro campeón cubano, al que tal vez la vida la de la posibilidad de desquitarse de lo que no pudo hacer mejor. El futuro es incierto pero en su caso, creo que hay mucho aún por delante.
Felicidades y a celebrar como el que más todo este gran momento que viven los Astros y nuestra pelota también, gracias a esos tres grandes peloteros y cubanos.