Por Juan Páez
Para Aledmys Díaz, los dos últimos años han sido lo más parecido a un vuelco de suerte causado por el destino o las circunstancias. El utility cubano pasó de alternar tiempo entre las menores y el equipo grande de los Cardenales de San Luis a ser parte importante de unos Astros de Houston que este sábado lograron el boleto a disputar la Serie Mundial contra los Nacionales de Washington.
En la corta carrera del nacido en Santa Clara en las Grandes Ligas ha habido altibajos tremendos. En 2016 emergió con un temporadón que le permitió ser quinto en la votación al Novato del Año de la Liga Nacional. En 111 juegos fue el parador en corto titular de los pájaros rojos, con 48 extrabases y un OPS de .879.
Su futuro en la organización se veía amplio y promisorio. Pero esa visión se tornó borrosa y casi nula al año siguiente.
Díaz, pese a que no tuvo números desastrosos, fue enviado a Triple A a mitad del 2017 y permaneció en esa categoría hasta finales de septiembre. Su camino con los Cardenales había entrado en una etapa de incertidumbre y sin garantías.
El 1 de diciembre de ese mismo año hizo maletas para irse a los Azulejos de Toronto, que lo adquirieron a cambio del jugador de ligas menores JB Woodman. Y fue en el equipo canadiense donde pudo mostrar su calidad nuevamente, con un incremento notable en el tiempo de juego, en dobles y en cuadrangulares en comparación al último año en San Luis.
La transacción de gracia
Aledmys dio una vuelta de 180 grados cuando los Astros, que vieron a Marwin González (antiguo utility) convertirse en agente libre, lo obtuvieron en una negociación por el prospecto de pitcheo Trent Thornton. El antillano estaba llamado a convertirse en una de las opciones principales desde la banca para los siderales y así fue.
Díaz participó en 69 con los campeones de la Liga Americana. Tuvo 26 apariciones en primera base, 25 en la intermedia, 19 en la antesala, cinco en el campocorto y cuatro en el jardín izquierdo.
Esa versatilidad defensiva vino también con respuesta desde la caja de bateadores, pues el isleño conectó 12 dobles, un triple, nueve bombazos y registró un respetable OPS de .823 a lo largo de 247 apariciones al plato.
Desde el martes, el infielder disputará un Clásico de Otoño que pudiera ser el cierre de un ciclo bastante revoltoso para él. Un anillo de Serie Mundial, que llegaría junto a sus compatriotas Yordan Álvarez y Yulieski Gurriel, sería la cúspide para una carrera que se reencontró con su senda original, la de una muy buena primera temporada en San Luis.