Alfonso Urquiola y Pinar del Río, 10 juegos después

Por Ernesto Amaya

Pinar del Río anda con buen paso en los primeros compases de la serie nacional de béisbol. Seis victorias con cuatro derrotas es el balance hasta el momento. Par de éxitos ante Granma y Artemisa además de una victoria ante Ciego y Las Villas, respectivamente, ubican a los más occidentales en los puestos de cabecera de la tabla.

El regreso de Urquiola a la dirección del conjunto hace crecer las expectativas de todos los parciales, pero hay una realidad, mago no es.

Es fácil hablar de suerte, aché y hasta de casualidades, pero la verdad se demuestra en el terreno con acciones propias de un director y en eso Alfonso es el mejor.

El relámpago de Bahía Honda ha ganado par de juegos por una carrera e incluso apostando por situaciones riesgosas que a la postre han salido bien. Con un picheo maltrecho ha logrado buscar el puesto a cada cual y sin bateadores potentes ha confiado en los nuevos para traer las carreras.

En la nómina solo pocos cuentan con la experiencia necesaria para jugar al máximo nivel y los jóvenes tienen mucho que aprender.

Para Urquiola cada nombre tiene el mismo significado, no existen vacas sagradas, trata de exprimir a cada uno hasta que den el máximo de rendimiento. La filosofía de grupo es su máxima expresión.

Lanzar pronósticos es bastante arriesgado por el momento, pero en diez juegos, seis y cuatro me parece bien.

El torneo es corto y el nivel parejo, pero de lo que sí estoy seguro es que la guerrilla pinareña dará quehacer y no se la pondrá fácil a los rivales.

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