Los amantes del béisbol deben conocer esta anécdota entre dos de los más grandes

Por Jesús Pérez Vichot (Chuchi) En 1951, el legendario Ted Williams había liderado la liga en porcentaje de embase (OBP) y porcentaje de slugging (SLG). Claro, esto era algo normal en él, pues logró dominar estos dos renglones ofensivos nueve veces en su carrera. Durante aquella campaña se dió un encuentro en el que los Red […]

Por Jesús Pérez Vichot (Chuchi)

En 1951, el legendario Ted Williams había liderado la liga en porcentaje de embase (OBP) y porcentaje de slugging (SLG). Claro, esto era algo normal en él, pues logró dominar estos dos renglones ofensivos nueve veces en su carrera.

Durante aquella campaña se dió un encuentro en el que los Red Sox estaban arriba por tres carreras en el octavo capítulo ante los ST. Louis Browns, con un out y Williams en el cajón de bateo. Por el conjunto rival el lanzador era el estelar Satchel Paige, que ya contaba con 44 años años de edad. El espigado y delgado lanzador ya había visto pasar sus mejores momentos, con innumerables envíos y juegos lanzados durante su carrera (Ligas Negras y MLB, sobre todo en las primeras).

Para nadie era un secreto que Ted Williams idolatraba a Paige, algo que corroboró 15 años más tarde cuando el toleteros de Boston le dedicó una parte de su discurso del Salón de la Fama a los jugadores de las Ligas Negras deseando la inclusión de aquellos grandes jugadores de color, entre ellos, nombraría a Paige.

Volviendo al encuentro, Paige consiguió dos strikes ante Williams, pero esto no decía mucho, nunca ha existido un mejor bateador que Ted Williams en conteo de dos strikes, por lo que Ted estaba listo para conectar el envío que el veterano leyenda le lanzara.

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Satchel soltó una bola rápida y adentro a Ted, fue el tercer strike. Williams perdió los estribos y golpeó su bate contra la barandilla que conducía desde el dugout al clubhouse. Luego lo tiró contra el estante donde estaban los bates. Pero ahí no paró la euforia de Ted, volvió a recoger el bate y lo golpeó con fuerza contra el suelo del dugout. Todo el tiempo, Satchel Paige, desde el montículo, miraba y se reía a carcajadas. “Nunca había visto algo así en las Grandes Ligas”, djo Paige. Algunos periodistas estaban deseosos de entrevistar a Williams, peroooooo… ¿Quién se atrevería?

Aquel bate usado por Ted Williams pertenece hoy al Salón de la Fama del Béisbol y está firmado (también fechado) por ambos jugadores (Ted y Satchel). Lógicamente el bate tiene el mango roto y al menos un par de abolladuras, debido a la frustración que sufrió Williams golpeándolo varias veces.

El Salón de la Fama normalmente no se preocupa tanto por los artículos autografiados. Siempre han preferido los objetos tal y como se usaron en el juego, dígase un bate manchado, una pelota rota, la camiseta sucia que usó algún jugador, los cascos, guantes u otros. Ellos afirman que el objetivo principal del museo es contar la historia del béisbol, mantener cada artículo intacto, como mismo se usó, por lo que los autógrafos no mejoran la historia. Pero siempre hay algunas excepciones, como en este caso, porque esos autógrafos dicen mucho. Te dicen que después de que Ted Williams se ponchó con un envío rápido de Satchel Paige y perdiera la cabeza, reconoció que su reacción no había sido la mejor y valoró la calidad de Paige, acercándose a este y pidiéndole que le autografiara el bate.

Un momento de humildad y reconocimiento como este, viniendo del posiblemente mejor bateador de la historia, no es para dejarlo pasar inadvertido. Tanto Williams como Paige son dos los más grandes exponentes del béisbol de todos los tiempos.